Thomas

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Conducí a la casa de Thomas tan rápido como pude, cuando bajé del auto miré su casa, lucía diferente...no porque la hubieran pintado, pero creo que en los últimos tres años definitivamente habían pasado muchas cosas, no me malentiendan, es una casa preciosa, sin embargo me resulta fría con sus muros blancos y techos altos. Es extraño porque una de las cosas que mas me gustan de Thomas es su calidez y es como si no cuadrara en su impresionante mansión. Es una casa gigante y prácticamente vive sólo en ella todo el año. Su padre viaja muy seguido por trabajo y cuando Thomas cumplió los 16 años su madre decidió que era un buen momento para comenzar a viajar con su marido, porque Thomas ya estaba grande para pasar "algunos días" sin ellos.

-¡Vale! Estaba preocupado...¿Está todo bien? - Thomas salió corriendo...atravesó el jardín y sentí sus brazos protectores rodeando mi cuerpo, este chico es como medicina para mi, con el no tengo miedo, es como si los problemas desaparecieran cuando estamos juntos.

-Creo... Tal vez deberíamos entrar, necesito explicarte algunas cosas, pero necesito que me jures que no harás nada al respecto.

- Ok, no te puedo prometer eso si no entiendo de que estas hablando, mejor entremos, acá afuera esta helado. - Dicho esto entramos a su casa, subimos a su habitación, cosa que no le permiten con sus novias, pero conmigo si porque soy su amiga, aun que no creo que eso importe mucho ya que sus padres casi nunca están en casa.

Cuando entramos a su habitación estaba hecha un desastre, vi su ropa de toda la semana tirada por todas partes así que decidimos instalarnos en la sala donde guarda sus libros, CIENTOS de libros dignos de un museo. Cuando entré a dicha sala por primera vez le pedí a Thomas que se casara conmigo inmediatamente. Pero se negó porque quiere que se lo pida cuando este enamorada de el. Lo que esta seguro que sucederá algún día...

Me senté en el sofá junto a el y cuando sentí su mirada preocupada sobre mi le conté toda la historia de Ángel lo más detallada que pude. Su cara no mostraba expresión alguna, pero sentía como apretaba los puños junto a mi. De pronto, me sentí avergonzada, estúpida y fácil por acostarme con tarados con una excusa patética.

Thomas tomó mi mano y mis ojos se inundaron en lágrimas.

- Vale... anoche terminé un libro y mientras te escuchaba sólo logré pensar en dos cosas. Primero que necesito ir y matar a ese enfermo... cosa que no creo que te haga sentir mejor asi que lo olvidaré, pero no por completo. Y la segunda es una frase del libro que dice: " Aceptamos el amor que creemos merecer"... y cuando ese idiota reaccionó de esa manera contigo a ti no te sorprendió. Linda, ¿ Que crees que mereces?

Intepretó mi expresión y mi silencio como la hora de abrazarme, y así nos quedamos hasta que dejé de llorar.

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⏰ Última actualización: Jul 23 ⏰

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