El resto

10 2 0
                                    

La situación en el mundo, con gente olvidada y otra dejada a medio camino, pudo volver a recomponerse ¿Era necesario que el COVID-19 haya generado tanta psicosis? ¿Era inevitable llegar hasta el punto de dejar morir millones de humanos para poder crear la cura? Del sacrificio de Dolores, la médica de villa que se auto infectó y encontró la cura, nadie se enteró. Se atribuía la cura a los chinos, de  facciones chatas, cabeza chica, nariz pequeña, pocos labios y en la expresión de sus ojos chicos y sumidos, una ráfaga de odio se divisaba.  Dieron un comunicado en la televisión de las noticias de China que luego fue multiplicado a las pantallas de todo el mundo.  No fue tarea fácil decían, se hacían todos los días nuevos estudios y ninguno lograba lo que ellos querían, hasta, que gracias a arduos días de trabajo sin dormir la vacuna contra el COVID- 19 estaba preparada, se creó la PPSV 24 con unas cuantas modificaciones a la vacuna de la neumonía la PPSV 23.  De políticos  y médicos no había que esperar, todo se  iba de las manos si uno se descuidaba, todo se lo comían entre ellos. Así fue, que el que iba por la vacuna no conseguía nada. Pero ¿Por qué los medios decían que Trump, Putin, la Reina Isabel y otros políticos ya estaban vacunados? No había transcurrido, sin embargo, cinco meses, cuando, a ese paso, un cuarto del mundo estaba muerto, los líderes con expresión de pollito mojado observaron con extrañeza, asombrados, que su caudal inagotable de promesas no había a quien decírselo, se empezaba a ver el fin de un mundo cansado, aglomerado y estresado; quedaban apenas un resto de habitantes que podían hacer del mundo lo que quisieran.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 07, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

EL RESTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora