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EL REINO DE KOUKA, un imperio basto libre de guerras y batallas gracias al actual rey que gobernaba, el emperador IL.
Un rey que todavía no tenía un heredero al trono, un hijo varón. Y en su lugar había tenido la bendición de tener dos bellas hijas de flameante cabello rojo.
La menor de 15 años de nombre "Yona", la más consentida entre las dos y muy linda también. Aunque demasiado vanidosa.
La mayor de 18 años recién cumplidos, la princesa "Aki", bondadosa, dulce, bella y siempre dispuesta a ayudar a su pueblo. Amaba demasiado a su padre y hermana incluso cuando estos solo eran indiferentes con ella por algo que no entendía.
¿Cuál era el motivo del desprecio de su hermana y el emperador hacia ella?
...Sus ojos
Cuando era bebé, fue una grata sorpresa que hubiera nacido con el cabello carmesí porque según la leyenda representaba al dragón rey Hiryuu y era tomado como presagio de bendición y prosperidad para el imperio. Pero, cuando la princesita abrió los ojos, su padre se horrorizó al verlos.
¡Monstruo! ―. Gritó
Desde que había conocido por primera vez la luz del día fue despreciada por su padre y ella ni siquiera tenia uso de razón.
Fue gracias a su madre, la única persona que la quiso, que pudo crecer con amor.
Cuando su amorosa madre murió, fue obligada a llevar una venda en sus ojos sin tener la opción de quitársela y por decreto le estaba absolutamente prohibido revelar sus orbes a alguien. Ella acató las ordenes de su padre temiendo que la maldición de sus iris dañara a los demás, tal vez, solo tal vez, su padre le mostraría un poco más de afecto como lo hacía con Yona.
Eso había pensado por un tiempo, luego, sus expectativas decayeron y dejó de hacerlo.
