Levi Ackerman -OneShots-

"Marginado"[!]

_____'s POV

-UNIVERSO ALTERNATIVO-

¡Advertencia!: Contenido +18 - LongShot.
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La campana para el segundo receso vibraba haciéndome doler los oídos. Era molesta.

Sasha, Jean, Armin, Marco y yo nos pusimos de pie para ir hacia la cafetería, lugar donde nos encontraríamos con los demás.

Al llegar, nos desplomamos sobre los bancos alargados de siempre. Era como si cada estudiante y su grupo tuviese su lugar predeterminado en la universidad, una estupidez.

La conversación fluía mientras esperábamos que los que faltaban comenzaran a llegar.
Antes de que pudiera acotar algo sobre el nuevo descubrimiento de Sasha sobre un plato que le gustaba, unos brazos musculosos me rodearon por atrás. Encerrándome en un abrazo cálido.

Conocería ese perfume donde sea...
-Eren.-Susurré antes de tirar mi cabeza hacia atrás y depositarla en su hombro. Él besó mi mejilla.

-Hola, amor.

Eren Jaeger, capitán del equipo de futbol americano y mi novio desde hace más de 2 años.

Esto sería el cliché perfecto si yo fuera una porrista o la típica chica perfecta y buena, pero no es así. Solo soy una chica ordinaria del montón, no sobresalgo en nada.

-¿____?
-¿Humh?- No lo había escuchado en lo absoluto.
-Te estaba diciendo si quieres que vaya por algo de almorzar para tí.
-No hace falta cariño, ya voy yo.

Me solté de su abrazo y me encaminé a la máquina expendedora.

No quería hacer la fila de la cocina.

Tomé un billete y lo introduje en la ranura para luego poner el código que se supone y expulsaría mi refresco.

Mientras esperaba sentí que alguien se posaba detrás de mi, supongo que a esperar que desocupe la máquina.

Los segundos pasaban y mi soda de limón no salía del maldito artefacto.
¿Por qué siempre tienen que pasar estás cosas?

Bufé y empecé a darle golpecitos leves al frente de la expendedora.

-Maldición, ya, sale.- Vale, estaba empezando a impacientarme.- Joder.

Me pasé una mano por el pelo, resignada.

Una leve risa se escuchó a mis espaldas antes de su voz:
-¿Necesitas ayuda?

Giré mi cabeza por primera vez desde que oí a esa persona llegar y entonces lo ví.

Mi cerebro entró en cortocircuito y por un momento olvidé cómo respirar.

Levi Ackerman.

El maldito Levi Ackerman estaba frente a mí con una expresión serena y su ceja derecha, la perforada, en alto.

Su pelo negro caía sobre su frente de manera desprolija y sus ojos, una mezcla perfecta entre gris y azul, me miraban divertidos.

Esa cicatriz de la que todo el mundo habló por un largo tiempo seguía ahí, más fina e imperceptible que antes, pero en definitiva ahí. Le recorría desde la parte baja de la frente, casi sobre su ceja, todo el rostro del lado derecho, hasta casi la mitad de su mentón.

Era aterrador de una forma encantadora.

Mi boca se secó mientras él seguía ahí, expectante por una respuesta.