El Libertador No Es Como Yo Pensaba | CountryHumans

"¿Cómo?"

*BOOM*

Se escuchó un estruendo. Tan fuerte y escandaloso, como el explotar de un transformador..

Justamente eso era.

Aquel sonido sería quien despertaría en desespero al borracho e inconsciente estrellado.

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—¡AAAHHH!— Liberó un grito alto, tan como si hubiera gritado con toda la fuerza de Maracaibo consigo.

Sus ojos se abrieron como platos de arroz al escuchar tal impacto acompañado del gran destello de luz, el cual dejo ver por unos segundos, el lugar tenebroso y desconocido en el que se encontraba.

—Verga... ¿Donde estoy?—

El joven de tres colores y ocho estrellas tomo las pocas fuerzas que tenía para levantarse, y con cautela, observar aquel sitio en el que se encontraba. Resultaba familiar, definitivamente ya había estado ahí antes. Pero no tenía ni la más mínima idea de cómo había llegado allí

—¿Qué es esto?—

—El pico Bolívar.

—¿Eh?—

Instantáneamente volteó a su lado. Su susto no tuvo nombre al ver que tenía a un vagabundo extraño a su izquierda.

—¡BENDITO SEA' ER* DIABLO'!— Chilló el huevón, arrastrándose cual rata en la tierra, casi pataleando para huir del susto que le provocó del intruso.

—¿Qué pasó, papi?— Firme. El pequeño, pero poderoso libertador liberó su espada de aquel estuche y la clavó entre las piernas temblorosas del joven país, para luego decir: ¿Acaso te deslumbre?

—Pues..— Observó más detenidamente a aquel pequeño marico con sonrisa petulante que casi le había cortado una bola. Se fijó especialmente en aquel traje, era el mismo traje quel reconocido libertador de su patria. Pero, ¿Que hacía un enano veneco haciendo Cosplay en quien sabe dónde?.

—Me sorprende que un veneco de mediana edad con sueldo mínimo pueda permitirse gastar su quincena en un disfraz como ese. Para eso ahorras y te compras una cuc@ en lata.

—¿Disculpa?

—Hable. Marico triste—

—¿Marico triste?— Analizó detenidamente al estrellado, dándose cuenta que iba en serio con su afirmación. Aquello le provoco una risa casi incontrolable

—¡JAJAJAJAJA!, ¿Marico triste?, ¿Qué dices?, no existe tal cosa.— Escupió con orgullo. —Por cierto— Se acerco para contemplar mas de cerca la apariencia del de ocho estrellas. Tomando con una de sus manos uno de sus finos mechones de cabello, el cual destacaba de los demás, pues, escapa de la coleta que este tenia. —Tu coleta es horrible.—

—Cómo—

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