prólogo

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Todo era oscuro, y solo había una sola luz al final del camino, no dude en seguirla, pero daba miedo... Tenía miedo, y no sabía la razón, aún así continúe mi camino, y cuando finalmente llegué a la luz todo se volvió blanco. Y de repente todo era diferente, es como si hubiera estado en un trance o algo así.

Me encontraba en la zotea del colegio, Tom estaba frente a mi diciendo cosas que no podía entender.

—Perdoname—

Fue lo único que escuche. No supe por qué lo hice, o por qué me sentía así de enojado y traicionado, solo lo empuje pero algo salió terriblemente mal...

No mantuvo el equilibrio y termino callendo, intenté salvarlo desesperadamente, lo tome del brazo y trate de subirlo con todas mis fuerzas, pero simplemente era imposible. No tenía fuerzas, y finalmente lo solté... Pero no quería, juro que no.

Lo último que escuche fueron sus gritos desesperados, y yo estaba ahí, mirando la escena de el tirado en el frío suelo de la entrada del colegio desangrándose.

Mis emociones crearon un remolino dentro de mi, no podía respirar, no podía ver, no podía hacer nada, sentía que me ahogaba, que lentamente moría, que me hundía lentamente en el fondo del mar. Y de repente desperté, me encontraba en mi habitación, había soltado un grito inconscientemente haciendo que el de la habitación de al lado fuera a ver lo que me sucedía... Y no era la única ves que pasaba, cada que tenía esa pesadilla el me consolaba...

Hilos doradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora