Somos primavera

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Cuando se dio cuenta de la ausencia de Mai, Maki no pudo hacer otra cosa más que detenerse sobre su propio paso

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Cuando se dio cuenta de la ausencia de Mai, Maki no pudo hacer otra cosa más que detenerse sobre su propio paso. Todavía eran muy pequeñas para salir más allá de las calles que se les estipularon; tendría que salir o quedarse a buscarla, pero de pronto no sabía dónde comenzar.

Su sentido pareció deformarse por la falta de su hermana, su otra mitad que completaba su mundo y que ahora se distorsionaba queriéndola engullir. El miedo se apoderó de ella, y luego la soledad le acarició los talones hasta que respiró muy hondo.

Las luces de una soledad confiable le dibujaron los hombros y en el pecho depositaron la valentía que tanto la caracterizaba entre las gemelas.

No es malo estar sola, se dijo y se lo creyó tanto que los vestigios de esa sonrisa poderosa por la que se le conocería en unos años, aparecieron en sus belfos. Se cruzó de brazos y con la cabeza fría, pensó que más valía comenzar a buscar a su hermana porque ella era todavía muy asustadiza y tímida.

Maki sentía una necesidad formidable de cuidar a su hermana del mundo entero; limpiar sus sonrisas y secar sus lágrimas con las nubes más suaves que simulaban ser sus manos. Al menos así fueron esos años, donde su amor todavía no tomaba la forma solidad y más pura que lo haría en un tiempo.

Se había descuidado tan solo un poco, entrado a una habitación donde había sido llamada para recibir el sermón de siempre en donde su energía maldita no se iba a presentar y el rechazo sí. Mientras tanto, creía que Mai la estaría esperando afuera, sentada y echa un ovillo, viendo pasar de un lado a otro a la servidumbre o a algunos miembros de la familia, pero cuando salió después de limpiarse el llanto, no encontró a nadie.

Fue un simple descuido que no excedió los diez minutos y Mai ya había sido arrastrada, pensó Maki, por cualquier distracción.

Ciertamente, por un momento temió no ser la misma ahora que estaban lejos, pero no podía ignorar esa extraña sensación de paz y crecimientos personal que le susurraba al oído. Maki sabía que no podría ser como su hermana, no podría ver maldiciones y mucho menos empuñar energía maldita bajo la técnica del clan, y aquello por un tiempo le causó más de una depresión, pero su forma de pensar comenzó a ser distinta, a cambiar para pronto llegar a formar a la mujer que, con fuerza física y empeño, podría igualar a uno de los personajes más fuertes de la historia.

Pensó que habría una mañana donde poder ser como Mai. Donde ser aceptada hasta por su padre y los demás.

Pero eso jamás iba a ocurrir.

Y ahora, Maki pensó que sería más importante ser ella misma; llorar estaba bien, sentirse frustrada, odiarse a veces y alegrarse por la más mínima cosa, nada estaba mal. Tal vez no dejaría ese titulo de basura que le dio la familia, pero sí se levantaría el día de mañana y los vería desde arriba.

Lo importante para el ahora sería comenzar por encontrar a su hermana menor, porque el tiempo ya se estaba acabando y temía que llegara la tarde y ellas todavía sin encontrarse.

Somos primavera ━ hermanas ZeninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora