"¡¿Soy blando?!"
Aquel pensamiento llegaba como un puñal a su cabeza mientras estaba sentado en el sofá.
Cómo se atrevían a llamarle blando? A uno de los héroes más resaltantes del mundo.
Seguía siendo muy duro con los villanos, tenía una reputación de ser muy severo con ellos, y no solo en esa situación, incluso las mismas personas rescatadas por él lo destacaban como una persona muy temperamental. Y entonces, ¿por qué, ahora, era blando?
"¡Tcht!" -Lo decía mientras fruncía fuertemente el ceño y descolocaba los labios hacia un lado.
"Kirishima"
Su seño bajo en tensión, ¿él era la causa? Cuando ya se disponía a retirarse después de patrullar y detener unos villanos, recibió un mensaje de Kirishima: Genial, Bakugo! Tan propio de tí, acabar el trabajo antes de tiempo. En cambio yo tardaré un poco más, no te preocupes, llegaré para la cena, no puedo esperar para comer lo que prepares!
¿Qué cara habrá puesto? Recordaba que Kaminari, se acercó preguntándole que si le había pasado algo bueno. Le confesó que últimamente Bakugo tenía pequeños momentos donde se mostraba tranquilo, pacífico, que hasta daba ganas de iniciarle una conversación, que le gustaba la nueva actitud blanda que mostraba, aunque era solo un instante.
"¿Ha? ¿Blanda? ¡Ese idiota!"
El brazo que tenía apoyado en el respaldar se tensó, hizo un puño. Reposo su cabeza hacia atrás y se quedó mirando el techo.
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Kirishima y él se habían graduado de la UA e inmediatamente pasaron a vivir juntos, ellos empezaron siendo pareja desde mediados de su segundo año. En realidad debió de haber sido desde antes, pero se negaban a aceptar que existía tal profundidad de sentimientos entre ellos, y preferían entenderlo como una fuerte amistad. Sin embargo, las emociones llegaban a ser tan fuertes que los desestabilizaba interiormente, y cuando al fin cedieron al corazón y aceptaron que era amor, la carga se hizo menor, y mucho más ligera y agradable se hizo al saber que era mutuo.
Antes de su graduación, ellos solo se habían cogido de manos, se abrazaban y se besaban esporádicamente, en un inicio, de una manera muy torpe, lo cual los avergonzaba. Personalmente Bakugo se sentía muy incómodo con el asunto, él siempre era muy bueno haciendo cualquier cosa. Pero, en términos amorosos era un inexperto total. Pensaba que cogerse de las manos iba a ser lo más fácil; sin embargo, no fue así. Al día siguiente después de la confesión, él se encontraba en el cuarto de Kirishima, hacían la tarea juntos. Cuando al fin, después de unas cuantas burlas hacia el intelecto de Kirishima, se encontraban muy cerca y sus manos estaban apoyadas en el suelo con unos cuantos centímetros de distancia, se miraron fijamente, sabían que era un momento adecuado para tocarse las manos, pero no podían moverse. Bakugo no lo entendía, solo tenía que mover una mano y ponerla encima de la de Kirishima, pero era una labor imposible, sentía que todo su brazo pesaba. ¿Acaso no era como un apretón de manos, solo con una finalidad distinta? si así era tomarse de las manos, ¿cómo podrían avanzar a los besos? Rápidamente pensó que podría levantar la mano si usaba la fuerza, de repente iba a caer pesadamente y rudamente encima de la mano de Kirishima, quizás podía lesionarlo, pero habría cometido su fin. Mientras razonaba está idea, sentía un leve roce en su dedo anular. Cuando se percató, vio que Kirishima le estaba rozando ese dedo con sus dedos medio y anular, mientras le daba una gran sonrisa con un rubor en sus mejillas que delataba su nerviosismo. Bakugo, entendió que los dos se sentían tontos ante la nueva situación que enfrentaban, solo les quedaba avanzar juntos y dejarse llevar por los momentos que iban a ir surgiendo. No mucho después empezaron a darse pequeños besos en las habitaciones. Hasta que al fin una noche, mientras todos dormían, se dieron su primer beso apasionado en la cocina. Ellos se habían hecho la promesa de mudarse juntos al graduarse, y, con ello, llevar una relación aún más íntima.
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Bakugo poso su mano en un lado de su cuello, el calor que le generaba la palma le hizo recordar la calidez de los besos de la noche anterior. Aquel cuerpo corpulento bien definido estuvo encima de él. Un camino de besos se forjaba en su cuello y fue intercalado con la lengua que se paseaba a lo largo de su cuello. El halito que salía de su boca y chocaba con su piel era tan sensual que le daba escalofríos. Subía hasta su oreja para susurrarle con esa voz tan cariñosa y fogosa que siempre tenía cuando estaban sumidos en la pasión carnal.
"Bakugo"
Levantó la cabeza, un poco aturdido, y la sacudió para sacar los pensamientos.
"Tch"
Se maldecía por haberse dejado llevar por un momento. Pero, ¿era malo eso? ¿era malo sentirse tan lleno de amor cuando estaba con él? ¿Era malo tener tanta tranquilidad cuando estaba con él? ¿era malo gritar que lo amaba?
No lo era.
"Ah?" -Soltó tranquilamente.
Sus sentimientos no eran mentira y la verdad es que no quería ocultar su felicidad. Su cuerpo se relaja cuando piensa en él. Y cuando lee sus mensajes de texto, no puede evitar ponerse feliz, y al parecer su cara era expresiva en dicho momento, al menos eso le hizo entender Kaminari.
Una parte de ser fuerte involucra reconocer tus debilidades. Y la suya caminaba holgadamente en su casa mientras iluminaba la habitación con su sonrisa. Era un hecho, estaba totalmente enamorado de él. No lo decía por todos lados como lo haría Kirishima. Sin embargo, su modo de percibir había cambiado un poco por eso. Y entre ellas estaba la suavidad efímera que presentaba ciertas veces. No lo volvía un Pan de azúcar, pero le daba suavidad, aquella que le hacía disfrutar pequeños momentos, como leer un mensaje de texto de Kirishima y adivinar el rostro de él al leer el mensaje enviado. Sabía que él sonreiria orgullosamente al saber que Bakugo terminaba con los deberes antes de tiempo. Su rostro de decepción al saber qué hará esperar a Bakugo, ya que no podrían llegar juntos. La alegría al pensar que con ese tiempo extra, Bakugo cocinará para los dos. En resumen, era fácil de adivinar sus expresiones. Era un libro totalmente abierto para él, y le gustaba leerlo.
Para Kaminari era blando, pero no, era suavidad, en realidad, Kirishima le había dado suavidad a su vida. Los pequeños goces de la vida que podía disfrutar a su lado, así como los grandes placeres, todo se había vuelto más calmado con él. Y le gustaba, le gustaba ser amado y amar.
Este pensamiento se perturbó al escuchar la puerta abrirse.
"Tadaima " (ya llegué)
Una sonrisa se esbozó en la cara de Bakugo, mientras veía la silueta de Kirishima entrando por la puerta.
"Okaeri " (Bienvenido)
Fin
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Suavidad
RomanceOneShot donde Bakugo reflexiona la causa de su estabilidad emocional y la apreciación de los dulces pequeños momentos que repercuten significativamente en su vida, después de seis meses de convivencia con Kirishima.