<<¿Pude haber hecho algo más por él?>
La pregunta incomoda no me deja vivir. Han pasado dos días de aquel ataque durante el evento anual interescolar, lastimosamente nadie ganó, el empate fue por mucho la mejor solución que todos pudimos encontrar. Mechamaru quedó incapacitado y ahora también Megumi.
-No lo pienses mucho Itadori, te comerá el cerebro- soltó Maki mientras recogía sus platos del comedor principal.
Ella le observó colocar la cabeza entre los brazos mientras se recargaba sobre la mesa. <<Que sensibilidad tan contagiosa>>, pensó al verlo de ese modo. No quería dejarlo con ese peso sobre sus hombros.
-Él despertará, no es tan patético como crees- con aquel tacto tan frío Maki salió por fin del comedor común y dejó por fin a Itadori, en completo desorden.
No tardó mucho en sentir que la presión en su pecho le asfixiaba, no podía dejar de pensar, imaginar escenas lúgubres de un cadáver frío con cabellera agitada. La preocupación se volvió negatividad, ¿y si no despertaba?, ¿y si no sanaba? La opresión no le dejaba respirar, hablar o llorar. <<Por mi culpa, si no hubiese accionado tan tarde, si Toudou y yo hubiésemos llegado un par de minutos antes, quizá las raíces malditas no hubiesen perforado tan profundo su cuerpo. >>
No encontraba la motivación para hacer cualquier cosa, era una confusión desagradable pues una parte de si quería llorar, gritar y pedir por su amigo, pero otra parte suya le retenía de hacerlo pues esperaba ansiosamente a que el chico que llevaba más de una semana en coma despertase. <<No voy a desperdiciar este tiempo llorando, iré a verlo a su habitación, es lo menos que puedo intentar>>. Ya más decidido levantó la cabeza, observó en silencio el plato a medio comer, aun con guisado que Inumaki había preparado por la tarde. Por fin su apetito se había rendido y el gesto petrificado de su rostro dejó de representar indiferencia ante aquel plato con sobras. Recogió su lugar y guardó la comida.
Ya en el pasillo intentó cautelosamente abrir la puerta de la habitación, pero esta se encontraba sellada por un ritual, quizá para evitar que el cuerpo en recuperación fuera perturbado por curiosos o personas poco respetuosas como Yuuji. Caminó entonces hasta su habitación y con pereza entró. Su mente antes caótica ahora se encontraba en un extraño sopor como una televisión sin señal, que automáticamente repite ese horrible sonido, -beep...-, al no encontrar mucho interés en nada en particular Itadori decidió recostarse, con el uniforme puesto aún, solo se tendió sin motivo aparente, contempló el techo, giró su rostro una y otra vez hacia los costados. Contempló el cuerpo de Jennifer Lawrence en el poster pegado junto a su cama, las curvas de la mujer a la escasa luz de la medianoche parecían pálidas, sin vida. Como si su energía se hubiese consumido inevitablemente, como si algo le hubiese arrebatado el alma; aquella comparación surrealista le incomodó tanto que cerrando los ojos sintió la peculiar picazón en el lagrimal, una lagrima traicionera quería expresar aquello que Itadori no podía. << Él no ha muerto ni lo hará, de eso estoy seguro, pero, ¿será que no soy capaz de apoyar a quienes me importan?, ¿salir del colegio los mantendría a ellos a salvo de esto?>>. En su mente se reproducían un par de recuerdos con sus nuevos amigos. Esa triste lágrima estaba por encontrar su camino a la libertad hasta que algo más absorbió la atención del hechicero.
-Deja de pensar en eso, que patético. Y pensar que ibas a enfrentarme, con lo débil que eres por dentro. Justo ahora podría tomar el control de tu cuerpo y no podrías evitarlo.
Gestos de disgusto, Itadori cerró su puño, giró su cuerpo para quedar recostado de lado y se contrajo en ovillo.
-Débil- masculló.
Su voz resonó dentro de la caverna mental.
-Lo sé- algo en su pecho le oprimía, eran el remordimiento o la resignación, quizá la culpa, no sabía, era un rencor contra las circunstancias y en última instancia contra sí mismo.
-Déjame salir, puedo ir a curarle- escuchó suavemente cerca de su oído.
-No, no confío en ti- aquella respiración mezclada con susurro había provocado en su cuerpo un temblor imperceptible. No era miedo era una agitación diferente.
-Entonces...-escucho el susurro en su otro oído-... no te importará asistir a su funeral- la voz de Sukuna cambió nuevamente de oído. El pecho le subía y bajaba, definitivamente perdió la tranquilidad.
Una imagen débil de Megumi recostado sobre la plancha de rito funerario, cubierto con una sábana ensangrentada y acompañado de una sensación de vacío. Como aquella ocasión que el mismo Itadori había muerto, esa sensación de vivir encapsulado en un cuerpo momificado. No deseaba eso para su amigo, en definitiva, no podía permitirse dejarlo morir así.
- ¿Qué quieres a cambio?
-Tomar tu cuerpo justo ahora no es difícil pero aquí no es una buena opción, alguien podría darse cuenta de inmediato de mi presencia. Pero podemos poner un par de condiciones, sería una pena que cualquiera de los dedos quedara en manos de otra maldición aún más patética.
<< ¿Cómo que más patética?>>
-¿Cuáles son las condiciones entonces?
-No abandones al grupo de hechiceros idiotas que llamas amigos, ellos saben dónde están los demás dedos.
-No los dejaría nunca- ahora si que se sentía motivado a acabar con aquel ser oscuro que cohabitaba con su alma- ¿Cuál es la otra condición?
-Como sea, lo haré sólo si dejas de llorar, tu llanto es aburrido, no es un sufrimiento provocado por mí, no me pone de buenas. Así que mientras encuentran el siguiente dedo maldito tienes que entretenerme-respondió Sukuna; su sonrisa como una imagen clara y siniestra se cristalizó en la mente de Itadori.
-Bien, entonces cura a Megumi-kun - Itadori perdió por un segundo la respiración al darse cuenta de lo que acababa de hacer. Un calor peculiar emergió de su cuerpo y sintió el cambio de alma o por lo menos eso le pareció.
-No lo voy a hacer tan fácilmente- Sukuna había atraído al alma de Itadori a su dominio y ahora, de pie frente a él esperaba recibir ciertos beneficios.
- ¿Cómo hiciste eso? - totalmente descolocado Itadori se asustó pues creía tener el control sobre su cuerpo y en ese preciso instante se dio cuenta de que Sukuna también podía tomarlo sin reparos.
-Me comienza a irritar tu voz, ¿qué tal si comienzo por hacer algo al respecto? - lo tomó de los hombros
La respiración de Yuuji se volvió pesada.
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To be continued...
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"Ignominia" SukuIta - Jujutsu Kaisen
Fanfiction-Ahora vives por y para mí, tan patético que no necesitas culparte tú, yo puedo ser el culpable de todo por ti, sólo doblégate.- Ignominia- del latín in, sin y nomen, nombre. Quiere decir alguien que pierde el derecho de nombre, que ha visto su dign...