Lies

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Desde que tiene memoria siempre tuvo que adaptarse a todos los estándares de su madre; desde su apariencia física y gustos, hasta su comportamiento.
No había habido ni una sola ocasión en la que la condradijera o le negara algo, hasta que conoció a Adrien Agreste.

Kagami miró con atención la rosa atrapada en su cuaderno. Antes era roja y fresca, ahora estaba marchita y aplastada.

Recordó el día en que la obtuvo.

Estaba triste y él le dio esa rosa. Descubrió que Adrien era la definición de todo lo que le gustaba en las personas, sus ojos, su cabello, la timidez que expresaba y la dulzura con la que se dirigía a ella. Todo excepto por una cosa: era indeciso, sin embargo eso no importaba.

Además, provenía de una buena familia. Gabriel Agreste era amigo de su madre y en muchas ocasiones ambos habían mostrado su aprobación cuando apenas comenzaban a hacerse amigos; una relación no los haría cambiar de opinión respecto a ambos, aún así mantuvieron sus dudas.

Desde un inicio le dio a conocer sus sentimientos. Kagami era una persona directa que sabía lo que quería, y lo que quería era a él pero su indecisión la exasperaba y ella no podía esperar toda la vida, así que lo orilló a decidir, y él —por supuesto— la eligió.

Para ella era perfecto, Adrien era perfecto.

Todo había ido bien y entonces todo comenzó a ir mal.
Se atrasaba, se excusaba, le mentía y la dejaba plantada.
Le dolió porque ella había desafiado a su madre mintiéndole para que pudieran pasar tiempo juntos. Todos los días, en cada clase de esgrima, buscaba la forma de dedicarle su tiempo, pero siempre era rechazada. Incluso le había contado sobre su amor por el dibujo y él no se lo había tomado en serio.
¿Por que seguía ahí? Se había preguntado muchas veces. Pero intentaba tener paciencia, comprender.
Sabia que Adrien le estaba ocultando algo y sospechaba que su decisión de presionarlo a eligir tenía que ver en eso.

Quizá todavía estaba enamorado de otra persona. Aún confiaba en que llegaría a quererla así como ella le quería a él.

Pero él le había mentido.

Lo había hecho muchas veces hasta que se volvieron mentiras descaradas y ella había resultado akumatizada.
La salvaron pero aún tenía mucho que pensar. No podía seguir deshaciéndose por el amor de otra persona pues estaba claro que solo le hacía mal, así que hablo con Adrien.

Entonces descubrió que no era tan perfecto.

Se lo había estado negando pero ya no importaba. Tampoco podía seguir siendo su amiga, le había mentido muchas veces y eso la dañaba. Aún no estaba lista para verlo, pero cuando lo estuviera talvez podrían comenzar de nuevo.
Y no negaba que quizá ella también se equivocó sin darse cuenta —o quizá si lo hizo—, por lo que comenzar una relación había sido algo precipitado para ambos.

Aún así no se arrepentía de nada.

Pues alejarse había sido la mejor decisión.

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