midnight kiss

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Después de un largo día trabajando, conway y gustabo llegaron a casa agotados.

Dejaron sus zapatos en la entrada, el superintendente dejó su saco en el colgante a un lado de la puerta y se echaron una ducha rápida para irse a descansar.

El primero en llegar a la cama fue gustabo, tomando el teléfono en sus manos y leyendo los mensajes que le había dejado horacio.

— ostia puta — Dijo soprendido viendo la pantalla del móvil.

— ¿sucede algo? — Conway entró en la habitación ya cambiado.

— horacio me ha mandado mensajes, que está con el niño asustao' se besaron al fin cojones, pero me ha sorprendido porque el paso lo ha dado volkov, se lo cree? — Observó como el mayor se adentraba en la cama y se acomodó indicándole que se acostara sobre su pecho, el contrario rio y obedeció gustoso.

— Pues tarde o temprano tenía que suceder joder, esos dos son un caso aparte — Suspiró satisfecho al sentir las manos de gustabo sobre sus hebras, acariciandolas.

el rubio afirmó y dejó su teléfono en la mesita de noche, acomodandose para estar en una posición más cómoda y dejando un pequeño beso en la cabeza del pelinegro.

— que bien huele siempre abuelo, es lo que me encanta de usted — dijo sonriendo contra su pelo.

— aparta anormal — dijo divertido — pareces un puto perro

— soy su perrita conway, creí que ya lo sabía — el nombrado rodó sus ojos pero manteniendo la sonrisa divertida en su cara — usted sabe que no soy mucho de las cosas románticas, sabe? — pasó sus brazos sobre los hombros del mayor, abrazándolo — pero es que hoy, atendiendo a los capullos que iban a la comisaría, en los atracos, los interrogatorios, pues el hecho es que le he extrañao' sabe y lo único que quería era llegar a casa y estar en esta misma posición mientras hablamos de lo horrible que es la vida —

Conway entrelazó su mano con la de gustabo, para luego depositar un pequeño beso sobre su dorso, sacándole una sonrisa al menor.

— no te me pongas sentimental anda — suspiro mientras acariciaba su mano — pero es que la verdad yo tambien te he extrañado, anormal —

gustabo sintió cómo su estómago se retorció por un segundo, sonriendo. no entendía por qué seguía sintiéndose así, como un adolescente enamorado teniendo ya 30 años. siendo un adulto.

se inclinó al costado de conway y besó sus labios, en un beso que sólo quería transmitir todos los sentimientos que ambos retenían en su interior y que difícilmente podían expresar con palabras. una vez separados sonrieron sobre los labios del otro para luego el rubio besar la nariz, la frente y una vez mas los labios del superintendente, un beso de medianoche.

'ancoraWhere stories live. Discover now