Quédate

157 7 0
                                    


Al oír esas palabras, sintió como un gran vacío se formaba en su interior. Un gran dolor se apodero de su voluntad y tumbo su fortaleza, esa barrera que supuestamente la aislaba y la protegía de cualquier mal, ahora estaba hecha añicos. Pero a pesar del dolor que eso le provocaba se esforzaba por negar, se obligaba a callar. No podía, no quería admitir lo que esa chica realmente le hacía sentir.

Por más que le daba vueltas en su cabeza a todo eso la sola idea de perderla le robaba el sueño. Se había pasado toda la noche en vela dando vueltas en la cama sin llegar a un solo razonamiento lógico –o al menos no para ella–, y es que en todos esos pensamientos, en todas esas imágenes que llegaban a su mente siempre estaba su rostro, estaba ella. ¿Cómo negar entonces que esa simple persona que había llegado a su vida de la forma más sencilla e inesperada y en el momento menos pensado se había adueñado de todo en ella, y que sin notarlo también se había hecho de su tonto corazón, ese que con solo oír su voz, su nombre se acelera a no dar más y si la tiene en frente, sencillamente quiere escapar?

Quiero olvidar, dejar atrás mi error

Como despertar, vivir con lo que soy

No te supe amar, no abrí mi corazón

Me cegó el temor, no vi en tu interior

Quiero desaparecer esas heridas de ayer

Tenme un poquito de fe

Se, que, puedo...

Desde el momento en el que Shizuru le dijo que se iría a estudiar a Kioto, todo su mundo quedo de cabeza. No lograba imaginar un mundo, una vida sin ella, "su Shizuru". Pero ella sabía muy bien que a menos que tuviera un buen motivo no podría hacer nada para detenerla, ella no podía retenerla solo por un capricho, no era justo, y no tenía ese derecho. Y, ese era precisamente el mayor de sus problemas, pues ella sí que tenía un buen motivo, uno que bien podría darle lo que tanto anhelaba o podría quitárselo definitivamente, pero ni siquiera estaba consciente de ello, y es que había pasado tanto tiempo ignorándolo por voluntad propia que ya no estaba segura de que realmente valiera la pena, o tuviera el peso suficiente para intentar algo siquiera.

Estaba confundida, estaba perdida y hasta sus pensamientos eran un total caos actuando más bien como si de su peor enemigo se tratará. Estos le recriminaban constantemente sus errores recordándole cuánto daño ya le había hecho a la mayor, forzandola a recordar cada vez que le había roto el corazón.

Pensaba, «quien soy yo para impedirle que se vaya, que continúe con su vida y que alcance sus sueños... ¿quien? No, yo no puedo hacerle eso, no a ella, después de todo el daño que ya le he causado, de todo ese dolor y el sufrimiento que le impúse como castigo a su amor, y todo ¿por qué?, por haber creído, por haber confiado en mí. No, yo no soy quien para hacerle eso... simplemente no la merezco».

Quédate, quiero aprenderte a amar

Desnudar mi corazón sin condición

Quédate ámame un día mas

Tu perdón es mi salvación

Y era cierto, Natsuki le había roto el corazón tantas veces ya a la mayor aun sin proponérselo o pensarlo siquiera, que ahora ya no se sentía digna de poseer tan bellos sentimientos, esos que su castaña le profesaba a cada momento y que ella tontamente había rechazado siempre. Pero a pesar de saber todo eso, ella ya no se sentía tan segura de que aun fuera cierto, y es que en ese momento dudaba de todo, hasta de ella misma. Bien sabía que se merecía el rechazo de su amada, y porque no, hasta que la odiará. Ciertamente su mente era un verdadero caos, y mientras más lo pensaba más enredada estaba.

QuédateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora