James Stone, ese era su nombre, aunque sus amigos de confianza le llaman "Jimmy" diminutivo de su nombre, hombre común que apenas está viviendo la mitad de sus treinta en un pequeño pueblo de Brighton en la década de los setenta, cuya especialidad era ser médico cirujano y beber café a las dos de la tarde. A pesar de ser algo tímido y reservado con su vida personal, Jimmy poseía un gran carisma que encantaba a sus vecinos, eso, más el hecho de ser un álbum viviente de recuerdos extravagantes y una enciclopedia andante. Pero por alguna razón nunca revelaba más detalles de su vida personal, pasatiempos o trabajos.
Lo que sabían la gente, era que, sí, era un médico ejemplar, cuya ética de trabajo siempre fue limpia y sí, también compartía sus tardes bebiendo café con sus vecinos, pero, nunca decía de dónde venía realmente. ¿Quiénes eran su familia? ¿Acaso tenía una pareja? ¿Cuál era su orientación sexual? ¿Qué haría después de jubilarse, a qué se dedicaría a su vejez? ¿Qué clase de música escuchaba? Entre otras preguntas, que nadie nunca obtuvo una respuesta.
Por otra parte, la ciudad se llenaba de algunos carteles con rostros de personas, imágenes y colores llamativos, algunos ya sea por publicidad, campañas de votación, festivales, uno que otro de desaparecido y recompensas por equis criminal fugitivo. Jimmy caminaba por esos lares, pisando animada el pavimento de la cera mientras iba de camino a su trabajo, al cruzar la puerta de aquella gran clínica, saludó a la secretaria, se fue a cambiar para colocarse su bata de trabajo e indumentaria y se dirigió a su oficina a donde le esperaría una larga jornada de trabajo.
Entre órganos, sangre, suturas, observar a la gente nerviosa en la sala de espera, Jimmy terminó su trabajo a eso cercano de las diez de la noche, se encontraba cansado a más no poder y lo que más deseaba era llegar a casa, ducharse y caer "muerto" en su cama, llamó un taxi para que este lo llevase a su hogar, su destino. Al llegar, agotado, abrió la puerta y se encontró la morada con luces encendidas, tal como él esperaba a que se encontrara. Alegremente, pero con cara de muerto, fue al baño, se lavó (empapó) el rostro para intentar despertarse y emprendió a la cocina a prepararse un buen café, bien caliente, sirvió dos tazas y las llevó al sótano de su casa, en donde tocó la puerta, avisando su llegada a su recinto.
En esa habitación, casi a oscuras por la poca iluminación que había, se encontraba alguien casi de la misma edad que Jimmy, cuyo nombre por desgracia no sabemos, Jimmy con una sonrisa complaciente, le entregó el café y ambos empezaron a beberlo. El joven le preguntó a James:
—¿Alguien sospecha algo? — Preguntó con una ceja levantada —.
—Para nada, ni siquiera la policía — Confesó Jimmy — Aún tenemos el negocio para un laaaaargo rato — Dijo eso último arrastrando la "A"—.
—Eso es excelente — Respondió el chico con una gran sonrisa —.
El secreto de Jimmy, era que él y su "amigo" se dedicaban a desaparecer gente para luego vender sus órganos al mercado negro.
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Doctor Jimmy
Short StoryEn un pequeño pueblo de Brighton, un joven médico con una aparente brújula moral ética, guarda un secreto que desencadena a una atroz costumbre después de cumplir su horario laboral. Relato realmente corto porque necesitaba compartirlo. Basado en un...