Parte única

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Sonreí al ver a Kaito regresar con dos vasos de refresco en mano y un bol de palomitas en la otra. Luego de ponerlo todo sobre la mesilla frente al sofá se sentó a mi lado mientras suspiraba.

-¿Te preocupa algo Kaito?- le pregunté.

Nos encontrabamos sentados en la sala de su casa, se suponía que ibamos a ver una película juntos. Era su cumpleaños y como no quería hacer ningún tipo de celebración solo me dijo que fuera a hacerle compañía.

Lo había notado algo extraño los últimos días, como si estuviera decaído, sobre todo porque no dejaba de mirarme cuando creia que no me daba cuenta.

-Bueno... algo así.- sonrió.

Esa sonrisa me dió un poco de mala espina, parecía triste y melancólica.

-Hey, sabes que haría cualquier cosa por ti. Lo que necesites.- y lo decía en serio.

Desde que supe con certeza que Kaito me gustaba no pude evitar querer estar a su lado el mayor tiempo posible. Él me miró con algo de brillo en los ojos así que lo observé preocupada, no tenía ni idea de lo que le sucedía.

-Lo que necesito...- susurró.- Si te digo lo que necesito ¿me lo darás?

El tono con el que lo dijo hizo que mi cerebro se imaginara cosas innecesarias. Esos pensamiemtos provocaron que se me secaran los labios así que di un sorbo al refresco que me había brindado hacía un par de minutos.

-Si.- respondí casi inmediatamente.

-Entonces...

Lo que escuché segundos después no tengo claro si fue algo que pasó en realidad o fue producto de mi imaginación porque mi vista comenzó a nublarse liegeramente. Incluso mi cuerpo se sentía extraño.











-Me gustas Leira, me gustas tanto que ya no puedo aguantar los deseos de volverte mia.

-También me gustas mucho Kaito.

-Algo he notado, no soy tan tonto como parezco.- rió esta vez más animado.

Tomo mis mejillas entre sus manos para juntar sus labios a los míos, sonreí ligeramente mientras correspondía su beso. No era mi primer beso pero era uno muy especial, era un beso del chico que me gustaba.

Su lengua y la mia chocaban una contra la otra en un baile realmente excitante, no pude evitar soltar un jadeo al notar lo apasionado que se estaba volviendo todo.

Sin romper el beso nos pusimos de pie con toda la intención de ir a su habitación. Aunque tuvimos que separarnos para subir las escaleras fue como un juego de niños, subimos corriendo y saltando los escalones de dos en dos.

Una vez encerrados en su habitación volvimos a besarnos, dando pequeños pasos llegamos a la cama. Empujando suavemente por los hombros Kaito logró recostarme. Abandonó mis labios solo para comenzar a besar mi cuello de manera lenta y tortuosa, solo atiné a enredar mis dedos en su cabello y disfrutar de la sensación.

Por donde sus labios, su lengua o la yema de los dedos pasaban sentía como si una descarga eléctrica nublara el resto de mis sentidos. Era una sensación muy placentera, tal vez demasiado.

Fuimos abandonando las ropas que nos cubrian lentamente, entre besos y caricias profundas. Kaito paseó sus labios por cada pedazo de mi piel, al menos eso sentí. Me arrancaba gemidos por doquier, estaba a punto de enloquecer.

Más pronto que tarde sentí como uno de sus dedos acariciaba mi intimidad. Lo introdujo con cuidado de no hacerme daño y comenzó a hacer movimientos circulares. Arrugué las sabanas de la cama entre mis dedos y encogí los dedos de los pies al sentir como un segundo dedo comenzaba a explorar mi interior, se sentía mejor de lo que imaginaba.

Alucinación [Kuroba Kaito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora