Un día en la piscina

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Un día caluroso como otros cualquiera empezaba en Italia. Ezio, que sentía algo por su compañero, estaba tirado en el sofá bocabajo mientras que una mano tocaba el suelo, y Altair se encontaba en su cuarto.

Le entró sed, así que fue a la nevera a coger un refresco.

-Aaaaaaaaaaaaah...-Ezio suspiró mientras el otro pasaba por delante suya para sentarse en el otro sillón.

-¿Qué pasa ahora, Ezio?- siempre tan arisco con el moreno.

-Hace mucha calooooor...-se quejó el pelilargo.

-No me digas; estamos en verano-le respondió el otro cortante, pues estuvo todo el día escuchando suspirar a Ezio.

-Dame refresco porfaa- puso morritos

-No

-¿Por qué?- Dijo alargando la e

-Es que eres un vago: no te has movido del sillón en todo el día, has estado quejándote y no has hecho nada. ¿Por qué no haces algo provechoso, Ezio?

-Es que me va a dar algo con este calor...-se quedó pensando un rato- Oye, ¿Por qué no vamos a la piscina que hay aquí cerca, nos pegamos un bañito y volvemos frescos? Así estaría haciendo algo provechoso- intentó convencer a Altair.

-Ni hablar... no hace tanta calor, y podrías darte una ducha con agua fría mejor.

-¡Mentiroso!- Ezio no era tonto y sabía aue le estaba poniendo excusas.- vengaaa que será media horitaaa...

-¡Ezio, maldita sea, te he dicho que no!

-No me mientas, sé que estás ocultando algo para no ir. ¿Qué te pasa?

-Nada.-Le evadió la pregunta muy cortante.

-Venga ya... a mi no me mientas. No puedes. Ahora dime lo que te pasa.

-¡Que no me pasa nada!

-Pues entonces vamos y nadamos un rato.

-No tengo interés en nadar.

-un interruptor se pulsó en la cabeza de Ezio y supo qué le pasaba- ¡ya sé lo que te pasa! A mí no puedes ocultarme nada...

-Que ya te he dicho que no me pasa nadaa- dijo disumulando sus pensamientos.

-No no no... tú no sabes nadar. Eso es lo que te pasa.

-De repente a Altair se le cayó la boca al suelo. ¿Tan mal disimulaba?- ¿Cómo sabes eso?

-Altair, hazme caso, por favor; mira: si vamos a la piscina tú aprenderás a nadar conmigo y yo me refrescaré. Saldremos ganando los dos.- intentó convencerle.

-...-Se lo dudó.- Bueno, vale.

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Ya en la piscina, pusieron las toallas en el suelo, extendidas en el césped. No había casi nadie, exceptuando un par de niños.  Ezio se quitó la camiseta y esperó impacientemente a que el otro se quitara la suya. Pero Altair no lo hizo.

Se quedó mirando embobado el agua.

-...

-¿Altair?- esperó durante un rato la respuesta de su compañero.- Altair, ¿qué haces?

-...

-Por Dios, que es solo agua

-¡Tú no lo comprendes!- Se defendió

Altaïr x EzioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora