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❝Nadé bastante hondo, pero aúnsentía que tú eras la única cosaque podía hacerme ahogar,ya debería estar acostumbrada,pero nunca me acostumbro

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Nadé bastante hondo, pero aún
sentía que tú eras la única cosa
que podía hacerme ahogar,
ya debería estar acostumbrada,
pero nunca me acostumbro.❞

Lauren Aquilina | Latest Ghost

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Los ojos de Jirō permanecieron fijos en la ciudad debajo de sus pies, observando cada mínimo detalle y contando las ventanas de los edificios, los autos blancos que circulaban en la calle, los transeúntes con familias y... siempre buscando aquella figura que no volvería a ver en esa loca realidad.

A medida que pasaban los minutos, la noche fue quedando atrás permitiendo al sol matutino volver a brillar sobre la ciudad.

Movió sus pies uno frente al otro mientras caminaba en el borde de la terraza, siempre procurando que sus pies siguieran la misma línea y solo se detenía cuando escuchaba una canción que no era de su agrado para ese momento en su reproducción aleatoria de spotify.

Se volvió incapaz de soportar un amortiguado sollozo al oír una canción en particular.

Era como si el destino quisiera golpearla, entonces miró sus manos que comenzaban a temblar ante los recuerdos de aquella fatídica noche y se abrazó a sí misma permitiendo a nuevas lágrimas fluir sobre sus pálidas mejillas.

Con el pasar de los días esa sensación de que era una basura iba en aumento, mirando de reojo vio el fondo de la calle a muchos pies de distancia y la idea de acabar con todo ese martirio sólo haría que todo fuera mucho más sencillo; pero no lo hizo, muchas veces le habló a su mejor amigo sobre lo cobarde que era el suicidio y ella todavía tiene una pizca de orgullo, era esa chispa la que la obligaba a seguir viviendo.

Jirō realizó una suave pirueta sin intenciones de suicidarse, solo lo hizo para cambiar la dirección de sus pasos y seguir caminando un ida y vuelta.

Se dejó envolver en el rojo abrigo acampanado de Yaoyorozu, inhalando esa conocida fragancia de perfume caro proveniente del extranjero y sintiéndose al menos de forma superficial un poco protegida.

Necesitaba más que nunca estar envuelta en un cálido abrazo de la azabache.

De nuevo retomó el camino sobre la terraza con los brazos extendidos hacia los costado, mirando de vez en cuando al cielo y solo frenando un par de veces para cambiar la canción que resonaba a través de sus enormes audífonos violetas. Cuando el sol terminó de salir por completo, tomó asiento en el borde observando a las aves volando libres en el extenso cielo grisáceo con probabilidades de lluvia.

Extendió la mano fingiendo que trataba de alcanzar en vano aquellas aves de plumas grisáceas que se alejaban a una gran velocidad de la ciudad, una ciudad repleta de falsedad.

Lovesick Boys © || BakukamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora