A lo largo de mi vida.
Conocí tres rosas.
Extremadamente raras.
Y extremadamente hermosas.
La primera era femenina, romántica, soñadora.
La segunda era pasional, era fuego era aventura.
Y la tercera era pureza, perfección, era paz.
Eran únicas a su manera.
Pero tenían algo en común.
Sus afiladas espinas.
Algunas rotas, otras torcidas, muchas intactas.
Siempre listas para cortar.
Crecieron después de miles de daños.
Si, era femenina pero llevaba sus armas a cuestas.
Si, era aventura pero le temía a lo desconocido.
Si, era paz pero estaba lista para la guerra.