"God knows I try to feel happy for you...
Know that I am, even if I can't understand.
I'll take the pain, give me the truth,
me and my heart will make it through."Stone Cold — Demi Lovato
El cabello de Mahiru estaba arreglado en un elegante moño. Había una tiara con flores metálicas adornando su cabeza y el velo blanco aún no estaba cubriendo su rostro. Llevaba un maquillaje bastante ligero y sutil, sus ojos estaban delineados, cosa que nunca hacía, y sus labios brillaban en un rosa suave bastante bonito. El vestido blanco se ceñía a su esbelta y elegante figura. Se veía completamente hermosa y Shinya sonrió con tristeza.
Ella le tendió una mano, con una sonrisa nerviosa bailando en sus labios. No había nadie más en la habitación. Los hombros descubiertos de su ex-prometida la hacían lucir frágil, aunque Mahiru Hiiragi era la mujer más fuerte del mundo. La más hermosa, la más inteligente y perfecta. Tomó la pequeña mano de su hermana.
Sintió el corazón casi detenerse.
—Voy a casarme, Shinya —su voz era apenas un dulce roce en sus oídos. El chico abrió la boca, pero la cerró de inmediato. No tenía nada para decir, al menos nada bueno—. Voy a convertirme en la esposa de Guren... —era obvio que estaba emocionada, sus ojos estaban húmedos y quería acercarse.
Sabía que ella quería un abrazo, podía leerlo en su rostro. Se paró lo más derecho que pudo, para acomodar su corbata y luego extendió los brazos para recibir a su hermosa hermana adoptiva. Ella se lanzó a sus brazos y la escuchó sollozar.
La amaba. No había duda de aquello. La amaba tanto, que comenzaba a dolerle hasta respirar. Cerró los ojos y dejó su mente divagar entre el dulce aroma de su perfume y el del fijador de cabello. Hundió la nariz en el cuello desnudo de la chica e inhaló de nuevo. Debajo de su jabón y todo aroma artificial, logró encontrar el genuino olor de Mahiru.
Bloqueó todos y cada uno de sus sentimientos. Ignoró el pensamiento que le gritaba que aquella noche, ese dulce aroma acompañaría a Guren hasta la mañana siguiente. Y durante lo que restaba de sus vidas. Se alejó de la novia y le dio un suave apretón de manos a la chica que, inútilmente, intentaba dejar de sollozar.
Las gentiles manos de Shinya acunaron su rostro y se llevó las lágrimas. Se acercó y besó la frente de la mujer que seguía sollozando. Sabía que estaba feliz.
—Shinya, ¿te alegras por mí? —inquirió ella.
El aludido le sostuvo la mirada y congeló la sonrisa forzada en su rostro. Estudió las facciones de Mahiru e incapaz de decir algo, rogó porque alguien lo salvara. Como si aquel ruego hubiera sido escuchado, Kureto llegó a avisar que era momento de entregar a la novia. Tenri Hiiragi había muerto hacía unos años, sería imposible que él lo hiciera. Aquella cruel misión había sido encomendada a Shinya.
De verdad quería ser feliz, alegrarse de que Mahiru y Guren estaban por unir sus vidas para siempre. Su rostro no mostró ningún tipo de emoción, de pronto estaba al fondo del pasillo con Mahiru sonriendo y tomada de su brazo. Comenzaron a caminar hacia el altar cuando la música comenzó. Sentía que estaba en el pabellón de la muerte, que la marcha nupcial era en realidad la marcha fúnebre. Cada paso dolía.
Guren estaba peinado hacia atrás. Su traje le quedaba perfecto y no llevaba su típica expresión ácida. Sus ojos estaban puestos en él, pero luego los llevó hacia Mahiru. Como era de esperarse, su expresión —de por si suave— se dulcificó un millón de veces más. El amor con el que miraba a su novia... La sonrisa en sus labios. Toda su felicidad era genuina.
Veía a Mahiru como si fuera lo más precioso que había contemplado en su vida. La veía feliz. La veía como Shinya deseaba que lo viera a él. Hubiera dado todo por aquella mirada, por aquella sonrisa y por aquel amor. Pero no, le pertenecía a su hermana.
Sus pasos estaban cada vez más seguros. Volteó a ver a la chica y le dedicó su mejor sonrisa. Por primera vez desde que le dieron la noticia de su boda, se sintió feliz. Amaba a Guren. Amaba a Mahiru. A ambos de una manera distinta, a ella como a su hermana, a Guren como a aquel a quien deseó poder dar su corazón por siempre... pero se habían escogido mutuamente.
Ver la sonrisa de Guren dolía, pero le daba sentido a todo. A pesar de sus muy grandes ganas de llorar, sonrió y se detuvo justo frente al chico y tomó la mano de Mahiru. Volteó a verla y una de sus manos acunó su mejilla con suavidad. Volteó a ver a su mejor amigo y luego llevó la vista a su mano junto a la pequeña de la novia.
—Nunca antes se los dije, pero estoy realmente muy feliz por ustedes —miró a Mahiru mientras lo decía, luego le sonrió a Guren. Tomó también la mano de Guren y le dio un apretón para luego ponerla sobre la de ella—. Mahiru es una de las personas a las que más he amado, Guren. Es mi hermana y... te pido que cuides de ella como si fuera tu vida.
"Mahiru, cuida a Guren como me hubiera gustado cuidarlo a mí. Ámalo con todas las fuerzas que tienes", pensó mientras los novios se miraban. Ambas miradas perdidas, una en la del otro. Se sonreían como si la vida se les fuera en eso. "Ámalo y cuida de él como si fuera tu propia vida, como me hubiera gustado hacerlo yo".
Pero esto no era sobre él. Nunca sería sobre él. Lo sabía desde antes, pero verlos intercambiar votos y besarse luego del tan ansiado "acepto" se sintió como un golpe en el estómago. Shinya siempre fue bueno fingiendo, pero tuvo que esforzarse muchísimo durante la ceremonia y la recepción, que solo era un poco de lo que vendría.
Estaría bien. Podía hacerlo si él era feliz.
ESTÁS LEYENDO
Si él es feliz [Shinya]
FanfictionLo escribí hace unos años mientras escuchaba "Stone Cold", de Demi Lovato.