El Árbol Y La Luna

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En un valle había una colina que sobre ella habitaba un árbol seco, cuyo tronco era negro como el carbón, sus ramas eran largas y frágiles. Daba a imaginar que al tocarlo se rompería por completo. emanaba tristeza.

Todos los árboles de la zona florencian cada primavera menos él que, en todos sus años de vida, nunca floreció, nunca crecieron hojas y nunca salió una flor.

El árbol siempre estaba triste y deprimido por no florecer. La luna, que  día tras día veía la tristeza del árbol, decidió contarle una historia.

La noche siguiente, que la luna estaba en su máximo esplendor, se acercó hasta el árbol y este quedo atónito con su belleza. No dijo nada, solo la contempló. En cambio la luna le dio una sonrisa muy calida y comenzó a contarle una historia, su historia, su pasado.

Hace mucho tiempo dos adolescentes, que se conocían desde niños, disfrutaban del claro donde vivía el árbol. Les encantaba el lugar, siempre se juntaban allí para hacer picnics y pasar el rato. Ambos jóvenes emanaban un rayo de felicidad, confianza y amor, un amor como ningún otro. Ese sentimiento lo sentía la luna aun en los días más soleados. Los años pasaron y ambos jóvenes se casaron y unos meses más tarde la chica le dijo a su esposo que estaba embarazada, en la cara del joven apareció una sonrisa como ninguna otra y la abrazo con fuerza. La luna se había emocionado con las vidas de los jóvenes que decidió ver cada paso que daban.

El árbol detuvo la historia de la luna y le preguntó qué tenían que ver esos jóvenes con él, a lo que luna le respondió que ellos son una parte importante de su vida, el árbol no dijo nada y la luna continúo su relato.

La luna presenció como la barriga de la joven se volvía cada vez más grande, como el muchacho la cuidaba con mucho cariño y como la felicidad del los jóvenes aumentaba con cada día que pasaba. Pero de un momento a otro todo se volvió negro; en la noche del parto la joven falleció.

El joven, sumergido en la más profunda tristeza, decidió enterrar a su amada en un lugar especial para los dos; el valle.  con su bebé en brazos contempló el montículo de tierra donde estaba su esposa, unas vez que se fue jamas regresó y al año siguiente un brote salió de aquel montículo de tierra.

—ese brote eras tú— le dijo la luna y que la razón de que no floreciera era por la tristeza de aquel muchacho por haber perdido al amor de su vida. Tras escuchar la historia brotaron gotas en el árbol y antes de partir la luna le susurró algo al árbol —todo va a mejorar y serás feliz.

La siguiente primavera el árbol despertó de su hibernación como cada año. Pero esta vez se sintió diferente y al levantar la mirada vio a un hombre delante de él, junto al hombre había una niña de nueve años que sujetaba su mano. El hombre lo miraba fijamente y lágrimas brotaban de su rostro, el árbol lo miró confundido hasta que una flor color rosa pasó frente a él, movió sus ramas y más flores comenzaron a caer, las flores venían de él. Por primera vez en nueve años el árbol floreció en un hermoso cerezo cuyas flores cubrían el césped como una alfombra

El hombre se acercó al árbol, puso su mano sobre él y junto su frente en el tronco; con más lágrimas cayendo de sus ojos se disculpo para luego cambiar su expresión por una sonrisa muy cálida y llena de amor, las lágrimas seguían cayendo sin parar. La niña observaba a su padre sin entender porque lloraba, luego se sentó debajo del árbol y se recostó en el tronco contemplando como caían las flores, aquellas flores tenían un aroma muy dulce y en japonés significaban su nombre ya que las flores de cerezo eran las favoritas de su madre

FIN

El Árbol Y La Luna Where stories live. Discover now