Querido diario, hoy es 17 de junio, un día más de mi existencia, carente de sentido alguno, ¿qué sentido tiene el seguir viviendo si tan siquiera soy capaz de servir para algo?, mis padres me odian, mi curso entero me trata mal y solo tengo una única amiga, ha estado conmigo desde que era pequeña...
la quiero mucho, no le voy a fallar. He de cumplir esa promesa por mucho que me cueste.
--P-p-pa-papá...?, que vas a hacer?--dije con temor a lo que mi padre fuera a hacer--
--Tranquila hija--dijo él mientras tenía una sonrisa sádica y macabra dibujada en su rostro
--n-n-no...--dije en una voz muy baja, apenas audible
--¿qué has dicho pequeña?--
--NO PORFAVOR NO, PARA-- dije mientras las lágrimas brotaban sin control de mis ojos
él me pegó, diciendo que no debía de gritar, puesto que según decía él no me estaba haciendo nada malo. Me desperté de un salto con una fina capa de sudor frío en mi cuerpo, también estaba llorando, fue la misma pesadilla de siempre cuando tenía 8 años; aquel día perdí la inocencia natural de una niña, algo dentro de mí se rompió. Ya han pasado 8 años de aquel suceso pero aun no lo supero, siguió ocurriendo hasta el año pasado, cuando lo encarcelaron por homicidio, más tarde descubrieron lo que me hizo ya que nunca me atreví a contarlo, ni siquiera a la policía. Desde que mi madre murió sentí otra vez lo mismo, algo en mi se rompió de nuevo, me sentía como un ser vacío, roto por dentro, algo que no puede ser arreglado. Cuando el único apoyo que tenía en esa casa se fue para siempre, solo me quedaba mi mejor amiga Ayla que siempre estuvo y está para mi cuando la necesito. Fui al baño a lavarme la cara,volví a mi habitación y miré el reloj,eran las 7:00AM, me prepare para ir al instituto, me vestí y me cepille el pelo, me dirigí a la cocina a por algo de comer y desayuné tranquilamente, cuando terminé fui al instituto. Allí me esperaba Ayla con su sonrisa de siempre que mostraba simpatía y alegría--Hey! Sel, ¿te encuentras bien?--dijo esto último con preocupación al ver que tenía muy mala cara por la pesadilla--no mucho, ha sido otra vez lo mismo...-- dije poniendo una sonrisa fingida y dolorosa, Ayla notó esa falsa sonrisa y no dijo nada solo me abrazó, yo correspondí el abrazo, y, sin cruzar más palabras nos dirigimos al salón de clases, como siempre me empujaron por las escaleras mientras se reían, ya estaba acostumbrada a eso.
Las clases pasaron bastante rápido esta vez nos tocaba limpiar. Me dirigí a los baños procurando que nadie me viera pero para mi mala suerte ya me habían visto, fui a vaciar el cubo de agua al baño, escuche risas por detrás y de repente me tiraron un cubo de agua fría por encima, estaba empapada, intente escapar pero cuando salí me agarraron y me empezaron a pegar, las chicas que me tiraron el cubo de agua fría se reían mientras me veían en el suelo siendo golpeada y pateada, era su entretenimiento de todos los días, verme sufrir. Cuando por fin pararon me apoye sentada en la pared mientras intentaba no llorar, me levanté cojeando y con un brazo magullado, fui a la enfermería, me preguntaron que qué me había pasado les dije que me resbale por las escaleras, la enfermera me miró con poca confianza pero no dijo nada más.
El día terminó rápido, fue lo mismo de siempre, volví al orfanato, charlé con Ayla, cené y me acosté. Aquella noche, por suerte, no tuve pesadillas, pude dormir tranquila y a gusto, el fin de semana transcurrió bastante rápido hice lo mismo de todos los días, el sábado salí con Ayla al parque y estuvimos el día entero allí. El domingo volví a recaer, me prometí algo que no pude cumplir, incluso había tirado las cuchillas, pero lo hice de nuevo, volví a cortar el tatuaje de unas mariposas que me hice con Ayla, corté incluso por encima de los cortes ya cicatrizados, dolía demasiado pero no paré. El resto del fin de semana no hice nada excepcional, como siempre me aislé de todo el mundo sin hablar ni salir de casa, después de todo que otra cosa podía hacer
El lunes fue lo mismo de siempre ir a clases y ya porque Ayla se enfermó y no pudo venir, debido a esto, las matonas de siempre se aprovecharon para ensañarse conmigo y me dejaron llena de magulladuras y moretones, como siempre en sitios poco visibles para que nadie lo supiera. No le dije a Ayla lo de los cortes ni lo de los moretones, no quería que se preocupara más por mi. Ese día, 20 de junio, Ayla y yo Nos fuimos a un camping que estaba en el bosque estaba cerca de un acantilado, aquella noche salí al acantilado aprovechando que Ayla había ido al baño para que no se diera cuenta, había cumplido mi promesa al fin, Ayla al llegar se extrañó al no verme y salió a buscarme, sin imaginarse con lo que se encontraría--SEL, NO. NO--escuché como Ayla gritaba llorando,
Simplemente caía como si a cámara lenta se tratase, escuchaba a Ayla gritar desesperada pidiendo ayuda, puede que en el fondo me arrepienta, pero ya no había vuelta atrás, finalmente sentí un golpe seco, escuchaba sirenas de fondo esperando que fuera demasiado tarde y que no pudieran hacer nada, a los pocos segundos dejé de oír para luego morir tranquilaLa ambulancia llegó después de unos minutos, unos médicos del camping estaban intentando salvarla, parecía demasiado tarde pero aún había esperanza.
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20 de junio
Truyện NgắnSel, una chica de instituto con una vida no muy alegre y feliz deberá graduarse con su mejor amiga Ayla para una promesa que hicieron de pequeñas.