Era la misma historia una y otra vez. Y en cada repetición me sentía culpable y feliz en partes iguales.
Siempre que nos separábamos, terminábamos juntándonos de nuevo.
Siempre que nos juntábamos, terminábamos besándonos.
Siempre que nos besábamos, no podíamos sacarnos las manos de encima y terminábamos arruinándolo todo.
Así que nos separábamos. Y nos juntábamos de vuelta. Y nos besábamos y lo arruinábamos. Y...
Era todo felicidad hasta que nos acostábamos lado a lado y nuestras cabezas quedaban suficientemente libres del deseo que nos nublaba para entender lo que acabábamos de hacer. Entonces, la culpa empezaba a esparcirse hasta que ya no podíamos soportarla.
Y entonces llegaba el adiós. Siempre era apurado y siempre cubría los mismos temas. Ya no podemos hacer esto, esto está mal y ambas lo sabemos, mantengámonos alejadas por un tiempo, esta vez en serio, nadie puede saber de esto, de lo nuestro.
Ambas sabíamos que era mentira. Ambas sabíamos que el ciclo empezaba de vuelta. Era sólo cuestión de tiempo después de separarnos para juntarnos, besarnos y arruinarlo.
Cualquiera de las dos podría haberse ido de la ciudad, pero ambas sabíamos que eso no nos detendría. De hecho, lo intentamos varias veces. Pero usamos cualquier excusa para volver, para encontrarnos de nuevo, como siempre lo hicimos.
Si hubiese sabido que iba a terminar así, hubiese hecho algo antes. Hubiese mantenido mi promesa de no acercarme, de mantenerme lejos.
Pero, en última instancia, forjamos nuestro propio destino. Dejamos caer nuestras defensas. Dejamos de preocuparnos por el mundo. Fuimos descubiertas, nuestro secreto salió a la luz y lo perdimos todo. Perdimos a nuestros amigos, nuestra familia, perdimos completamente nuestras vidas.
La última vez que la vi ya no había vida en sus ojos. Se veía perdida. Probablemente yo también me veía perdida. No puedo ocultarle mis sentimientos. Después de todo, somos hermanas, nos conocemos. Pero todo el mundo me culpó a mí y fui expulsada de todos los lugares que alguna vez consideré mi hogar. Y yo sé que ella está atrapada en un callejón sin salida, no puede ayudarme.
Yo también me culpo. Yo era la hermana mayor, tendría que haberlo evitado. Sé que debí haber sido más cuidadosa, que no tendría que haberme enamorado de...
De ella. La mujer más perfecta del mundo. La única chica ante mis ojos. Y la única que estaba prohibida para mí.
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Cíclico
Short StoryEra la misma historia una y otra vez. Y en cada repetición me sentía culpable y feliz en partes iguales. Nos separábamos. Y nos juntábamos de vuelta. Y nos besábamos y lo arruinábamos. Y...