Fly me to the Moon

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-¿Quién lo hubiese pensando? El soldadito finalmente se quedó con la chica-dijo Castiel mientras estaba sentado en la banca de aquél hermoso jardín

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-¿Quién lo hubiese pensando? El soldadito finalmente se quedó con la chica-dijo Castiel mientras estaba sentado en la banca de aquél hermoso jardín.

-Tengo que reconocer que pensaron hasta el más mínimo detalle-observó Rosa a su alrededor tomando nota de hasta el más mínimo detalle sin dejar de tomar la mano de Leigh, pero lo cierto era que la escena era idílica pues el jardín que Kentin había conseguido para su gran evento parecía salido de un cuento de hadas, era de noche y habían colgado de todos los árboles cercanos luces de navidad de color blanco, un coro gospel y un trio de cuerdas estaban listo para orquestar la música, todas y cada una de las bancas donde los invitados estaban sentados tenían gardenias recién cortadas que inundaban el ambiente de un delicioso aroma y el camino por dónde la flamante novia iba a caminar estaba también adornado con luces y regado de pétalos de flores de todos los colores pues al final Kentin la esperaba vistiendo un smoking nuevo, con una gardenia sobre la solapa de su traje, debajo de un arco de flores y con un juez listo para casar a los novios.

-Realmente es todo muy romántico-suspiró Lysandro que también había sido invitado y había aceptado gustoso pues no se iba a perder esa boda por nada del mundo.

-¡Pero cómo se demora Sucrette!-se quejó Armin, el padrino de Kentin. El nervioso novio se movía inquieto en el lugar, había estado esperando este momento desde que sus ojos se cruzaron con los de su prometida y sólo en sus sueños más locos había imaginado esto. Se fijó en su reloj de pulsera.

-Estamos en horario, Armin-dijo Kentin sin dejar de moverse-No va con retraso.

-Pues todos sabemos que aunque no vaya con retraso te mueres por ver a Sucrette vestida de novia, ¿no?-se le burló Alexy con una pícara sonrisa.

-Vamos, dime aunque sea un pequeño detalle del vestido-le rogó Kentin mientras ponía las manos juntas.

-¡Y arruinarte la sorpresa!-exclamó Alexy ofendido-Ni loco. Además ya sólo quedan unos minutos.

Nadie faltaba. Estaban todos sus compañeros del Instituto, a excepción de Li y Charlotte a quienes nunca más volvieron a ver luego de terminar los estudios obligatorios, pero sí estaban Kim y Violetta que había hecho un hermoso cuadro de los flamantes novios como regalo de bodas y estaba en el centro de la pista de baile, Melody había sido invitada pero había rechazado la invitación cortésmente, pero Chani había aceptado encantada el acompañar a su mejor amiga en un día tan especial como éste. Por otro lado, Rayan, Hyun, Morgan y Priya estaban sentados en las bancas de los amigos de la novia, mientras que Lucía, la madre de Sucrette aún no había hecho aparición, seguramente estaba arreglándole, por enésima vez el velo a su hija.

-Ya me duele el estómago...-masculló Kentin mirando Nathaniel que era el tercer padrino.

-Sólo trata de no desmayarte-se le burló-No me gustaría tener que llevarte hasta la pista de baile en condiciones deplorables.

Lucía entró corriendo tratando de no tropezarse en el camino hacia el altar.

-¡Ya viene, ya viene!-exclamó muy contenta y tomó su lugar en los primeros asientos.

El trio de cuerdas empezó a tocar "soñar es desear la dicha" y la primera en aparecer fue Thía que iba caminando con cuidado de no voltear la almohadilla dónde iban los anillos de casamiento de Sucrette y Kentin. Sus padres la saludaron y le sacaron fotos para tenerlas en su teléfono pues la niña se veía preciosa con su vestidito blanco y su lacito en la cabeza.

-¡Mamá! ¡La tita Sucrette se ve hermosa!-chilló, todos los presentes se rieron.

-¡Shhh, mi amor! ¡No le arruines la sorpresa al tío Kentin!-le pidió su madre.

La siguiente en avanzar fue Ámber, que para no ser la novia lucía bellísima en su vestido entallado de color blanco, llevaba un pequeño ramo de gardenias y caminaba lentamente como sólo una modelo podría hacerlo con esos enormes tacos. Le guiñó un ojo picaronamente a Castiel que se sonrojó y tomó su lugar junto a Thía. Le hizo un gesto a Armin y éste dio vuelta a Kentin. El soldado rio nervioso pues... El gran momento había llegado.

El trío de cuerdas dejó de tocar lo que estaba interpretando y cambiaron al tema favorito de Kentin "I can't help falling in love with you"... El soldado suspiró pues estaba a punto de llorar... Se apretó las manos con fuerza... Se moría de ganas por girarse para verla pero debía de ser fuerte... Sólo unos segundos más... El coro de gospel empezó a cantar y Armin le tocó el hombro. Kentin se volteó... Y las lágrimas afloraron con toda su intensidad.

Sucrette... Su Sucrette... Más bella que nunca... Tomada del brazo de su padre que también sonreía de orgullo de tener una hija tan hermosa y buena... Vestida completamente de blanco, con el cabello suelto y un única gardenia se lo adornaba... Su vestido era tan sencillo y hermoso... Pues ella no necesitaba más adornos que esa hermosa sonrisa de alegría y esperanza por esa nueva aventura que estaba a punto de embarcar.

Poco a poco su prometida se fue acercando. Ya cuando la tenía a sólo unos metros le tendió la mano, su padre le dio la mano de su hija y le apretó el hombro con fuerza. No había mejor partido en todo el mundo. Ellos dos estaban destinados a estar juntos.

-Estás...-intentó decir Kentin pero las lágrimas le cerraban la garganta-Estás... Herm-hermosa...

Sucrette se mordió el labio pues ella también estaba a punto de llorar y no quería arruinar el maquillaje en el que con tanta dedicación Ámber había trabajado.

-Te amo tanto...-le susurró la novia. Kentin le dio un tierno y profundo beso en su mejilla y ambos fueron hacia el arco de flores donde el magistrado ya estaba listo para casarlos.

La ceremonia avanzó y para la entrega de anillos nuevamente el trio de cuerdas y el coro se lucieron cantando "Bella Note".

-Kentin, ¿prometes amar y respetar a esta mujer, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?-preguntó el magistrado.

-E incluso más allá de la muerte-respondió el soldado.

-Sucrete, ¿prometes amar y respetar a este hombre, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?-preguntó el juez.

-Con todo mi corazón. Lo juro-respondió la novia.

-Visto que ambos se profesan un amor profundo y sincero yo los declaro marido y mujer-dijo el juez-Puedes besar a la novia.

-Finish her!-gritó Armin pero Kentin estaba muy ocupado colocando sus manos en el rostro de su esposa y acercándola con sumo cuidado y amor y cuando sus labios se unieron dejó escapar un suspiro de placer. Todos aplaudieron contentos, pero aún no había terminado el show pues los invitados les dieron un sorpresa cantando con los músicos "All you need is love".

Quién hubiese pensado que aquella parejita de secundaria, pese a haberse separado durante varios años por razones externas a su noviazgo, iba a volver a encontrarse, y es que cuando el amor es sincero jamás se termina. Hay cosas que están destinadas a ser. El amor es una de ellas.


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