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Corría con miedo, tenía muchísima hambre y si lograban atraparlo no podría comer nada y saldría lastimado. En un mal giro termino en un callejón sin salida, se asusto y respiraba agitadamente. Una mano lo tomo del brazo y tiró de él hasta una grieta grande que daba al edificio abandonado de al lado. Escucho a los hombres que lo perseguían maldecir por no poder atraparlo e irse furiosos.

-Ya está bien, ya puedes comer

La voz del niño que había tirado de él lo hizo girarse encontrándose con un chiquillo de cabello negro azabache, ojos grises y piel clara, cubierto de polvo y vestido únicamente con harapos

-¿Quien eres?

Pregunto asustado 

-Me llamo Ken Kaneki ¿Y tu?

-Soy... Juuzou, Juuzou Suzuya

Su cabello blanco caía desordenado por su rostro mientras miraba el pan que había conseguido. El estomago de ambos niños rugió, avergonzando a ambos así que Juuzou sólo partió el pan por la mitad y le ofreció un trozo al niño que lo había salvado. Comieron felices y durmieron juntos en ese lugar. 

Los días fueron pasando haciendo más cercanos a Juuzou y Kaneki y finalmente había pasado un año entero que trabajaban juntos para conseguir comida

-Oye Juuzou

-Dime

-Hagamos una promesa

Juuzou miro extrañado a Kaneki pero asintió invitándole a continuar

-Tu y yo estaremos siempre juntos y no nos vamos a separar por nada, hasta que alguno muera, y si uno muere el otro también

Juuzou se sonrojo con eso pero asintió y tomo la mano que Kaneki le ofrecía aceptando la promesa...

Pasaron dos años más juntos, tenían ahora 10 años y como prometieron no se separaron nuca hasta ese día. Juuzou había actuado el papel de niño hambriento logrando que una mujer que pasaba por ahí le diera una manzana, él sonrió y abrazo a aquella mujer quitandole sus cosas y huyendo cuando la mujer intentó que le regresara la comida que había tomado. Corría por todos los callejones que encontraba buscando a su amigo sin éxito, finalmente terminó encerrado en un callejón sin salida y lo atraparon, lo golpearon y le quitaron todo lo que había tomado.

Salió del callejón poco después y siguió buscando a Kaneki hasta encontrarlo en un parque, hablando animadamente con una niña que se veía muy bonita. Se acercó donde él, furioso, había notado el cono de helado que tenía en la mano y también como la niña poseía uno. La niña no parecía mayor que ellos pero si se veía que era una chiquilla rica y eso enfureció aún más a Juuzou

-Oye, Kaneki, me dejaste sólo 

Se quejó haciendo un puchero viendo la imborrable sonrisa en el rostro de su amigo

-Juuzou, ¡Me voy a casar!

Exclamó feliz Kaneki tomando la mano de la niña a su lado y sonriendo feliz, Juuzou por su parte sólo lo miro sorprendido

-Me golpearon

Dijo en un susurro y con un nudo en la garganta, llamando la atención de Kaneki, quien finalmente prestó atención a su amiguito y notó las heridas que este tenía en todo el cuerpo

-¿Qué? ¿Por qué te golpearon?

-Porque tu no estabas, no me escondiste como siempre y me alcanzaron...

Volvió a decir en un susurro y luego se giró para empezar a caminar

-¡Juuzou! ¿Donde vas?

-Voy a casa, no te preocupes sólo... regresa antes de que sea muy tarde

El pequeño estomago del niño alvino rugió por el hambre, pero este hecho a correr sin permitir a su amigo que lo alcanzara. Kaneki se sintió culpable, Juuzou era el que siempre se arriesgaba a ser lastimado cuando salía a buscar comida y él lo había dejado sólo. La niña a su lado no le tomo importancia a ver al pequeño alvino herido e insistió en que terminaran su helado convenciendo finalmente a Kaneki.

Juuzou por su parte caminó hasta encontrar una moneda en el suelo, era suficiente para comprar un pan y el sonrió por ello, sería lindo comprarlo y que no lo persiguieran.

Se acerco con el vendedor y le pidió tímidamente un pan dándole a cambio la moneda, logrando su objetivo de conseguir comida, pero cuando iba a comerlo vio a la mujer que antes había engañado para robarle la comida. La culpa lo invadió y se acerco nuevamente a ella

-Perdóneme

Suplico el niñito y le ofreció el pan que había comprado

-Seguramente es un pan robado

Dijo la mujer molesta, pero Juuzou negó con la cabeza y dijo

-Me encontré una moneda en el suelo y pude comprarlo... pero se lo doy porque le quite sus cosas

La mujer finalmente suspiro tomando el pan, era pequeño y estaba sucio debido a la suciedad en las manos del niño, entonces el estomago del pequeño rugió de nuevo haciendo que Juuzou se sintiera avergonzado

-¿Si tienes hambre por que no te lo quedas y te lo comes?

-Es que robar no es bueno y yo quise robarle a usted

Se explico el niño, sabía que lo que hacía no estaba bien, pero su hambre siempre podía más, aunque en esta ocasión la tristeza y culpa habían superado su hambre.

-¿Quieres comer algo? mi casa no está muy lejos

Invitó la mujer sonriendole al niño dándole la confianza de asentir y sonreír, entonces la voz de Kaneki llegó a sus oídos y en poco tiempo su amigo había llegado donde él 

-Juuzou... lo siento

Se disculpo apenado, sabía que su pequeño amigo no era rencoroso y lo perdonaría

-Te perdono, pero no me dejes solito, me da miedo

Se quejó el pequeño alvino

-¿Quién es ella?


Partners in crimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora