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epílogo.

A la mañana siguiente, Felix despertó con una sonrisa en sus labios al ver que estaba recostado sobre el pecho de Bang Chan, sintiendo el latir de su corazón contra su oreja mientras era rodeado por aquellos fuertes brazos, ambos abrazándose en su desnudez. La respiración de Bang Chan chocando contra sus cabellos le hacía cosquillas. Se sentía cálido, eufórico.

Nunca creyó que podría sentir tanta paz y harmonía a penas abrir los ojos. Le dolía todo el cuerpo tras la intensa actividad de la noche anterior, pero el dolor valía la pena. Por que aquello le recordaba la manera en la que Bang Chan y él habían hecho el amor, de una forma tan íntima y maravillosamente placentera.

La nariz de Bang Chan acariciando sus cabellos le indicaron que este estaba despierto. Y al levantar su cabeza recostada sobre el pecho desnudo de su mejor amigo, se encontró con aquella sonrisa de conejito adornando el rostro del menor. ¿Enserio aquel chico que lucía tan inocente en aquel momento lo había hecho delirar de placer la noche anterior?

―Buenos días, amor. ―susurró Bang Chan mientras acariciaba el cabello del menor, enredando sus dedos en aquellas suaves hebras negras―. ¿Te sientes bien? Fui muy brusco ―sonaba algo arrepentido.

―Estoy algo adolorido, pero no importa ―sonrió Felix al recordar nuevamente la noche anterior―. Eso me recuerda que fui tuyo anoche. No me puede molestar en absoluto.

―¿Anoche? ―preguntó Bang Chan mientras tomaba el rostro de Felix entre sus manos, acariciando delicadamente sus pómulos con ambos pulgares―. ¿Sólo anoche?

Felix entendió que Bang Chan no se refería al sexo. Se refería a... a todo.

―Bang Chan, yo... estoy completamente seguro de mis sentimientos hacia ti. No te mentí anoche cuando te dije que te amaba. Siempre lo he hecho, eres una de las personas más importantes en mi vida, mi mejor amigo. Pero en estas últimas semanas, pude darme cuenta de que significabas mucho más para mí. Por que tú eres el hombre de mis sueños, y estoy perdidamente enamorado de ti.

Bang Chan sonrió bonito al escuchar aquellas palabras que tanto había anhelado que salieran de la boca de su amado durante tantos años. Su menor correspondía realmente sus sentimientos. Lo amaba de la misma manera en la que Bang Chan lo hacía. Y en aquel momento, el menor no se arrepintió de haber declarado sus sentimientos a su menor, hace un par de semanas atrás. Por que todo había valido la pena, no había perdido a Felix después de todo. Al contrario.

―Estoy tan feliz de que seas mío, Lix ―dijo con adoración mientras acercaba sus rostros―. Mi hermoso novio. Prometo hacerte feliz, hasta el final de mis días.

Felix se sonrojó intensamente al escuchar aquello, su corazón latiendo desbocado, sin acostumbrarse aún a las mariposas que revoloteaban en su interior, todo debido a Bang Chan.

―Mío ―respondió con completa seguridad. Amaba a Bang Chan y quería estar con él, por siempre.

―Siempre lo he sido ―le respondió el menor mientras besaba castamente los labios de su ahora novio.

Felix se dejó llevar por las sensaciones placenteras que recorrían su cuerpo mientras sentía la lengua de Bang Chan acariciar el interior de su boca. Sonrió cuando sintió la erección de Bang Chan presionando contra su muslo. Y para qué mentirse, Felix también estaba excitado.

Era como si no pudieran tener suficiente del cuerpo del otro.

―¿Y si volvemos a hacer el amor? ―preguntó Felix con una sonrisa mientras restregaba su muslo contra el miembro despierto de su novio, provocando que este soltara un gemido lleno de deseo.

Bang Chan le respondió con otro beso mientras acariciaba delicadamente el cuerpo de Felix con sus manos, como si quisiera memorizar cada parte de él.

Y Felix sonrió contra los labios de Bang Chan mientras se aferraba a él, sintiéndose finalmente completo, con el hombre de sus sueños entre sus brazos.

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