One Shot

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Hace frío cuando Liu Qingge llega a la cumbre Qing Jing, el aire es fresco y cortante en sus oídos mientras que su aliento sale en forma de espiral frente a él. Aquí ya no está nevando, pero hay una delgada capa de escarcha que todavía cubre las hojas de bambú y la hierba bajo sus pies mientras sube por un sendero ahora familiar.

Estaba nevando al pie de las montañas cuando luchó contra la bestia que aterrorizaba las afueras de una de las ciudades cercanas a Cang Qiong, un Qiongqi blanco de seis pies de altura con un magnífico abrigo de invierno que ahora descansa en el saco sobre su espalda. Ya no será amenaza para los civiles. Una vez que Shen Qingqiu haya terminado de estudiarlo y catalogar los detalles en su bestiario, sus dientes pueden ser sacados y entregados a Mu Qingfang para que los reutilice de acuerdo con el valor medicinal que tengan.

Hubo un tiempo en el que Liu Qingge había disfrutado cada oportunidad de batalla, dejando la secta de la Montaña durante semanas en busca de oponentes dignos contra los cuales poner a prueba sus habilidades. Aún disfruta la lucha y los desafíos, la emoción de vencer a presas y enemigos fuertes; pero ahora hay otras cosas que lo hacen reacio a estar fuera más tiempo del necesario y lo ponen ansioso por regresar. Liu Qingge deja el saco en sus pies, sintiendo el acercamiento de un rápido objeto y se mueve a tiempo para atraparlo cuando la puerta de la casa de bambú de Shen Qingqiu se abre de golpe y la razón de su rápido regreso a Cang Qiong cae en sus brazos, pequeña, pero lleno de vida.

"¡Padre! ¡Haz vuelto!"

La radiante sorisa en el brillante rostro de Liu Yanyan es suficiente para hacer que el calor florezca de inmediato en su pecho, el frío se olvida de inmediato cuando Liu Qingge ajusta su agarre sobre su hija de tres años, ligera como una pluma en comparación con el peso muerto de la bestia de antes.

Antes de que pueda responder, Yanyan ya está poniendo su atención en el saco de más del triple su tamaño, con los ojos muy abiertos "¿Ese es el monstruo? ¿Lo trajiste de vuelta?"

"Mn" Liu Qingge hace un sonido afirmativo, sintiendo que una sonrisa eleva las comisuras de su boca mientras sus ojos se iluminan aún más y comienza a bajar para investigar.

"¿Puedo ver?"

Liu Qingge desconoce sobre la crianza de los hijos. Para ser justos, Shen Qingqiu no es más conocedor del asunto que él. Sin embargo, para dos aficionados que aceptaron valientemente el resultado de un incidente de envenenamiento que los dejó temporalmente incapaces de inhibir sus calores con el cultivo, Liu Qingge supone que no lo están haciendo demasiado mal. Si Yanyan está llena de sonrisas y risas cada vez que lo ve; si Shen Qingqiu, a pesar de todas sus tendencias cariñosas, aún no la ha echado a perder; si su hija está feliz saludable y sabe escucharlos cuando más importa, entonces deben estar haciendo algunas cosas bien, al menos.

"Yan-er" la voz de Shen Qingqiu llega como si fuera una señal, regañando pero siempre cariñosa. "Deja que tu padre entre en la casa antes de que nos congeles a todos."

Liu Qingge mira hacia arriba para ver a su esposo llegar a la puerta y recibe una cálida sonrisa a modo de saludo. Shen Qingqiu luego vuelve un ojo evaluador hacia donde Yanyan está a punto de mirar dentro del saco, y Liu Qingge dice: "La mayor parte de la sangre se congeló antes de que lo envolviera".

"Bueno, entonces supongo que la bestia muerta también puede entrar."

"¡Yanyan ayudará!" Encantada y ansiosa, Yanyan cierra la bolsa con ambas manos pequeñas e intenta arrastrar su gigantesco peso detrás de ella hacia el interior de la casa. Un intercambio de miradas con Shen Qingqiu confirma que ninguno de ellos tiene el corazón para detenerla de la tarea imposible, por lo que Liu Qingge se complace de sus esfuerzos agarrando el otro extremo del saco con una mano, levantándolo una vez más del suelo mientras se le escapa una risa cariñosa.

Escarcha en las hojas de bambú, calidez en el hogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora