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Hatake Kakashi, el ninja que copia, el sexto hokage de la Aldea Oculta Entre las Hojas.

Aquel hombre peliplateado que siempre lucía despreocupado y sin un gusto hacia alguna mujer en particular, pasaba las hojas del reporte que le habías entregado minutos atrás.

Con sus orbes oscuras y una mirada de cansancio, seguía leyendo de manera rápida mientras mantenía sus pies cruzados sobre el escritorio lleno de más papeles.
Esperando quieta justo frente a él, te perdiste en aquella gran cicatriz en su ojo izquierdo.

No era un secreto el cómo se la había provocado y lo que había recibido a cambio; el mayor poder de los Uchiha, un Sharingan.
Nunca se había visto algo igual, una persona fuera del linaje de los ojos rojos que podía utilizar su poder, y vaya que le sacó el mejor provecho de todos. Siendo el ninja más temido entre todas las aldeas, con el poder de copiar los jutsus de sus oponentes de manera perfecta, con la inteligencia suficiente para poder utilizar el Mangekyō Sahringan y con un olfato casi igual (o mejor) al de la familia Inuzuka.

Hatake Kakashi cumplía con todos los requisitos para poder ser el Sexto Hokage de la aldea sin lugar a dudas. Era sorprendente que incluso siendo el hombre más poderoso no dejaba de ser aquella persona compasiva que te salvó durante la Cuarta Guerra Mundial Shinobi.

Quedándote sin chakra a punto de ser aplastada por una de las grandes rocas provocadas por Madara Uchiha.
Aún recuerdas lo que creíste que serían los últimos momentos de tu vida; ninjas que pertenecían a la Unión Shinobi corriendo lo más rápido que podían para alejarse de aquella masa gigante que levitaba sobre sus cabezas.

Siento tú, portadora del elemento agua no había algo que pudieras hacer e incluso si pudieras, te habías quedado sin chakra para poder detener aquella cosa.
Cerraste tus ojos evitando el ruido exterior y sólo escuchando tus latidos e imaginando los labios de tu madre sonriendo.
Le habías fallado, habías roto la promesa de regresar con vida de la guerra y con un futuro más seguro para ambas y para todos los de la aldea.
"Gracias madre, y
perdón" aceptando tu muerte sin rechistar, cerraste tus ojos empezando a sentir el gran viento que se acercaba más a ti.

Lo siguiente que sentiste no fue una roca gigante aplastándote, sino unos brazos cargando tu peso seguido de un grito "¡Ahora, Minato!".
De un momento a otro, ahora te encontrabas a un kilómetro de distancia de aquella cosa, llevaste tus ojos hacia arriba y viste aquellos cabellos plateados moviéndose a la misma dirección del viento ocasionado por el choque de la roca contra el piso, ese Sharingan en el ojo izquierdo y un rostro cubierto de narices hacia abajo.

"¿Estás bien?" Aún confundida por lo que había pasado, sólo le asentiste al ninja que copia, él te bajó hasta que sentiste tus pies tocar el piso y luego lo viste alejarse para seguir apoyando al equipo siete y a los Hokages revividos por el Edo Tensei.

En ese momento lo viste como un Dios, con una gran admiración y tus ojos brillaron.
Kakashi siempre fue nombrado como el ninja que mata a sus amigos, pero a ti te había salvado incluso sin siquiera saber quién eras tú. No pudiste sentir ese apodo más lejos de la realidad.

Terminada la Guerra Ninja aquel hombre se convirtió en Hokage y tú ascendiste hasta Jōnin, teniendo misiones encargadas a primera mano por el Sexto Hokage.

Descubriste entonces que Hatake Kakashi también es alguien divertido y que goza de pasar tiempo de calidad con sus subordinados para conocerlos mejor. Con el paso del tiempo ambos se volvieron muy cercanos, lo sentías como tu amigo y tú estabas segura de que él te sentía de esa misma manera a pesar de que no lo dijera abiertamente

—Ah... supongo que es todo— relajaste tu cuerpo al mismo tiempo que el peliplateado. Bajó sus pies de aquel escritorio y recargó su rostro en su puño cerrado

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𝘏𝘢𝘳𝘥 𝘧𝘰𝘳 𝘺𝘰𝘶 / 𝘏𝘢𝘵𝘢𝘬𝘦 𝘒𝘢𝘬𝘢𝘴𝘩𝘪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora