Secreto ||MLB||

Secreto

Alya no lo entendía, tampoco sus amigas.

Querían estar junto a ella, apoyarla, decirle que todo iba a estar bien. Entonces...

¿Por qué Marinette les mentía tanto?

Siempre, en cada oportunidad que pensaban que tenían para hablar con ella; en cada palabra que salía de su boca. Siempre eran mentiras.

¿por qué no dejaba que la ayudaran?

Ella estaba mal. Las necesitaba.

Escucharla llorar sola en el baño las rompía.

Entonces ella le dijo esas palabras...

Mejor dicho, les dijo, por que no fue solo a ella.

-Quizá... ¡ya no las quiero como amigas!

Sus secretos les habían sido devueltos sin siquiera haber sido entregados. El brazalete, aquel en el que habían puesto todo su cariño para ayudar a su amiga, se convirtió en la representación de su amistad ahora rota.

Era su mejor amiga y ella la había alejado vilmente.

El dolor de la pérdida era pesado, y Howk Moth se aprovechó de eso. Quería, no, necesitaba saber por qué Marinette la había rechazado.

Entonces esa furia y ese dolor cambiaron y se convirtieron en algo más positivo.

Por que Ladybug había confiado en ella. Confió en que era más fuerte que un villano y confió en volver a darle al zorro. Incluso le confió que era la guardiana.

A Veces debes de esperar lo inesperado, se dijo a sí misma cuando Marinette decidió volver a hablar con ellas, a disculparse. Quizá el resto de las chicas no lo había notado, se sentía falso —aunque no del todo— y a la vez verdadero. Conocía a su amiga lo suficientemente bien para saber cuando mentía, después de todo siempre lo había estado haciendo, y sabía que lo que contaba no era la verdad... no era todo...

Habló con ella. Estaba renuente, indecisa a hablar. Por más que quisiera saber no la iba a obligar a decirle nada, tampoco la iba a investigar, casi se rendía.

Pero Marinette la detuvo a punto de irse. Hablaba con dolor, con enojo y desesperación. ¿En qué momento le había pasado eso a su amiga? ¿Por qué es que se sentía así?

—... es muy difícil cargar con ello.

—Si es tan difícil, seremos dos para cargar con ello—. No, no la intentaba presionar o convencer, simplemente Marinette estaba rota y necesitaba decírselo.

—Si te lo digo las cosas entre nosotras no serán nunca como antes. Va a destruir todo, a revertir todo. —¿Que era tan importante? ¿Qué secreto podría estar cargando? Desearía poder arrebatarle esa carga.

—Marinette, digas lo que me digas yo soy tu amiga.

—Y yo...

Hizo una pausa y el silencio en la habitación se hizo perceptible. Aún estaba nerviosa, decidiendo si sería lo correcto decirle.

—𝘠𝘰 𝘴𝘰𝘺 𝘓𝘢𝘥𝘺𝘣𝘶𝘨

Entonces lo entendió. Lo entendió todo. Marinette era Ladybug, la heroína a la que tanto había admirado y la que había confiado en ella con sus dos identidades. Marinette era Ladybug y eso la estaba rompiendo.

Y la comprensión pareció ser obvia.

Lo único que pudo hacer fue abrazarla. Lo necesitaba. Ambas lo necesitaban.