CAPITULO 1

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Quien diría que el día de ser coronada reina llegaría tan rápido, ni yo misma me lo creo.

Toda reina al ser coronada tiene una sentimiento diferente, algunas están felices, otras son obligadas y lo odian y otras están tristes, como yo, pero ellas están tristes por perder su libertad o por que al casarse y convertirse en reina tienen que alejarse de su familia, en mi caso mi tristeza se debe a la muerte de mis padres, Orion y Diane Callen, Reyes de Agder, reyes de gran corazón, amados y envidiados por todos, tuvieron un horrible final, aun teniendo la mejor guardia del reino, nada pudo evitar que fueran asesinados a sangre fría.

Hace dos noches mi sueño fue interrumpido por unos golpes fuertes e insistentes en mi puerta, acompañados de unos gritos.

-Princesa Nix!! Despierte por favor, Princesa Nix

Sabia que esa voz era de Zabala, mi doncella y mejor amiga, ella nunca gritaría así a menos que algo grave allá pasado, me levante apresurada colocándome una bata de seda para poder abrir la puerta, al abrirla vi el rostro de mi doncella, era un mar de lagrimas y entre llanto logro pronunciar esas horribles palabras.

-Lo siento mucho princesa, sus padres acaban de ser asesinados

La mire durante unos segundos, buscando algún indicio de que fuera broma, pero sabia que ella nunca bromearía con algo así.

-Como-fue lo único que pude pronunciar

-Una de las doncellas fue a llevarle un te a la reina, pero cuando toco la puerta nadie contesto, entonces los guardias de la puerta decidieron entrar y los encontraron

Mi cabeza estaba dando vueltas mientras me dirigía a la alcoba de mis padres, pensando como podía a ver pasado, era un palacio grande ubicado en un gran reino rodeado de cientos de kilómetros, donde había bosques, pastizales, tierras fértiles, montañas y un gran océano al este, era en reino muy envidiado por varias razones, pero sobre todo su riqueza, mas de una vez intentaron atacar y conquistar nuestro reino, pero matar a mis padres había sido el peor ataque.

Cuando llegue al pasillo de su alcoba, había por lo menos 30 guardias organizando la búsqueda del asesino, al verme todos me hicieron una reverencia y se corrieron para dejarme entrar a la habitación.

Y yo pensaba que ver a los perros de caza de papa matar a un pobre conejo era la imagen mas fea que había visto, lo que había dentro de la alcoba no se podía comparar, había sangre por todos lados. Siempre me había gustado ver a mama sentada en su sillón azul, leyendo un libro, pero ahora verla sentada con un gran corte en su cuello, empapada de sangre mirando hacia la cama con la mirada vacía era horrible, al girar la cabeza vi a mi padre tirado en la cama como si hubiera intentado alcanzar a mi madre, pero no llego a tiempo porque el asesino lo atravesó con una espada.

-Su majestad, lamento muchísimo su perdida pero tengo que pedirle que se retire para poder hacer la investigación-giro mi cabeza y dirijo la mirada hacia Josep, el medico real de la familia, podía ver la tristeza y la lastima detrás de su mirada, asintiendo me retire de la habitación.

Al salir me encontré con la mirada llorosa de mi hermana pequeña Inari, mientras ella lloraba a mares, yo al contrario no puede soltar ni una sola lagrima, ni siquiera cuando me encerré en la soledad de mi habitación.

Los Alfas de la ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora