002

1.6K 131 46
                                    


Es una jodida broma. Tiene que ser una jodida broma.

Vuelvo a mirar la cama.

No es una jodida broma.

Eros Anderson está desnudo. Al lado mío. En una cama. Cierro los ojos contando hasta tres intentando calmarme.

Cuando vuelvo a abrir mis ojos para ver si todo era producto de mi imaginación mi desgracia sigue ahí, y aún peor, con sus ojos abiertos y mirándome.

Por dios, que alguien me mate.

Mojo mis labios nerviosa, mirándolo.
—Eros, yo...— me corta.
—Olvídate. Estaba muy borracho, no me acostaría contigo ni en mil años, no sé quién te crees, Straige.

Puto egocentrico de mierda.

Alzo la ceja mirándolo. Me levanto de la cama dejando mi cuerpo expuesto y camino hacia el.
—Escucha, cupido. Si te crees que por algún momento yo tengo ganas de follar contigo, vas mal. No quiero verte ni en pintura, la única razón por la que te soporto mínimamente es porque nuestros padres son mejores amigos. Quiero que te quede claro lo siguiente, Allen— me acerco a su oído y noto como se tensa.— Vas a querer tenerme en tu cama, stronzo. Y cuando eso suceda te va a tocar matarte a pajas pensando en mí, mister fuckboy.

Me agacho frente a el a consciencia de su desnudez. Cojo mi ropa del suelo, miro a su miembro, sonrío y me levanto.

—La tienes pequeña, Anderson.

Me coloco la ropa y salgo de la habitación, dejándolo con la palabra en la boca. Estoy cansada de su actitud de niño mimado, Eros Anderson va a caer a mis pies y voy a asegurarme de que se dé bien duro.

Ya podrías venir a llamarme brujita, Ares Hidalgo.

Bajo las escaleras y veo a mi primo, mi prima y mi mejor amigo medio muertos en el suelo. Ruedo los ojos y me acerco hasta ellos.

—Muevan sus culos, perros sarnosos— escucho gruñidos de su parte.  Mi prima alza su mirada somnolienta y cuando me ve pega un brinco del suelo de mármol.

—¿Dónde coño estabas?— me mira fijamente, estudiándome. Camino hasta el sillón, pasando por los cuerpos de los dos resacosos y me siento, mirando a Artemisa.

—Arriba, durmiendo— mi prima entecierra los ojos y se acerca a mí, ignorando el cuerpo de su hermano y pisándolo. Escuchamos un gruñido pero Artemisa ni se inmuta.

—¿Con?

—Con nadie— digo inmediatamente. Justo en ese momento un Eros sin camisa desciende las escaleras, bostezando y colocándose el pelo.

Mierda.

Mi prima se gira cuando ve que miro fijamente hacia dónde el está y, cuando lo ve, sus ojos se abren a tope. Artemisa gira su cabeza rápidamente hacia mí, mirándome. Abre la boca y musita unas palabras insonoras, solamente haciendo gestos.

—¿Te acostaste con Eros?

Doble mierda.

La rubia toma mi mano y tira de mi con fuerza, haciendo que pise el cuerpo de mi primo, pero Artemisa lo vuelve a ignorar y me empuja hasta una habitación, tirándome dentro y cerrando la puerta. Alzo la mirada y veo que estamos en el baño.

—¿Qué cojones, Artemisa?— pero me calla, hablando apresuradamente.
—¿Follaste con Eros, Dione Sky Straige?
—¿Qué? No— miento, pero ella alza la ceja. Suspiro. —Si. Bueno no. Bueno, no sé.

Artemisa lleva su mano a su boca y emite un chillido.
—Te acabas de tirar al hijo de tu padrino.
—No sé si me lo tiré. Estaba muy borracha, no sé que pasó.
—¿Estaban desnudos?— habla rápidamente.
—Bueno, si. Pero...— me corta, gritando.
—¡Te lo tiraste! ¿Fue bueno?
—No lo sé, Artemisa. Además, si pasó está olvidado y no va a pasar otra vez.
—¿Qué? Ni de coña. Eso va a volver a suceder, está claro.
—Es un egocéntrico de mierda. Se puso de retrasado a decir mierdas como que eso no debería haber sucedido, que lo olvidase y que fue un error, que no se acostaría conmigo ni en mil años. Jamás voy a volver a acostarme con Anderson. Jamás.
—Nunca digas jamás. No sé, Sky. Pero yo me lo follaba— me mira y abre sus ojos, dándose cuenta de algo.
—¿Qué?— pregunto.

Camino hasta el inodoro y me siento.

—Vas a seducirlo.
—¿Cómo?— pregunto, sin saber si escuché bien.
—Vas a seducir y enamorar a Eros Anderson, Dione.
—Estás loca— niego.
—Es genial. Piénsalo. ¿Dice que no se acostaría contigo ni en mil años? Pues vas a darle una patada a su orgullo porque oh, Dione. Eros Anderson va a estar loquito por acostarse contigo.

Muerdo mi labio, mirándola.

Puede que esté bien. Hacer que Eros Anderson se arrepienta de sus propias palabras.

Seducir al fuckboy para luego romperle el corazón.

—¿Sabes qué, Art? Tienes razón— Artemisa abre la boca, sorprendida.

—¿En serio?— asiento.

—Voy a hacer que Eros Anderson se enamore de mi y romper luego su corazón— sonrío.

—¿Qué? Eso no era lo que...— dejo de escucharla.

Prepárate, Anderson. Porque lo vas a lamentar.

Juro enamorarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora