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Despierto sin cansancio alguno. Son las seis de la mañana. Me he propuesto hacer ejercicio, pero dicha promesa la llevo cargando desde el inicio del año. 

La noche anterior observé mi cuerpo en el espejo. Ante mis ojos es deforme. Con estrías en mis denominadas nalgas y celulitis en otras tantas partes de mi cuerpo. 

"Me urge empezar a ejercitarme", pienso. 

Soy consciente de los beneficios del ejercicio  porque lo realicé durante un tiempo el año pasado, pero ni ver mi nueva forma es razón suficiente para hacerlo. 

Vuelvo a mi cama decidida a dormir un poco más y el gusto me dura poco. Ahora son las nueve de la mañana. Escucho el ruido del señor de la basura y su escoba mientras barre gustoso la calle —o así lo creo yo—. También se escuchan algunos perros y a los gallos quiquiriquear. 

¿Debería levantarme? 

No. Sigue sin ser conveniente. 

El reloj marca las diez y media y el hambre hace que por fin me levante. Lavo mi rostro, el cuerpo me duele por la mala posición en que estaba acostada y los ojos están hinchados de más. He ahí el producto de las noches en vela y la tantas horas sumida en el celular y la computadora perdiendo el tiempo o haciendo tarea. 

Una vez cambiada y preparada, recuerdo que en casa nunca hay nada que desayunar. Eso sí. El café y el azúcar nunca faltan.  Pongo agua a calentar y mientras devoro un plátano y enciendo la computadora para cumplir con otra tarea que me ha devorado el cerebro por días. 

La rutina me persigue, vivo en ella, soy consciente de ella... pero no hago nada para cambiarla. 

Odio mi monotonía, pero parece que la amo. 

¿Será una relación amor odio? ¿Es esto producto de mi mente? 

Probablemente sea la depresión manifestándose. 

¿Soy víctima de ella o acaso es mi aliada? 

Muchas preguntas, pocas respuestas. Me hundo en la desesperación y la vez en la indiferencia. Esta es mi vida. ¿Será qué es como quiero vivir? Por el momento, es como estoy viviendo. Esa es mi realidad.

No obstante, no puedo evitar sentirme celosa de aquellos que, en sus historias subidas en cierta aplicación, se miran y  expresan contentos y comparten con los desgraciados como yo la felicidad que somos incapaces de alcanzar. 


DE PENSAMIENTOS Y OTRAS COSASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora