Pagando la deuda.

Capitulo 03

"¿Por qué no estoy en el calabozo?"

Pateando ociosamente piedras a lo largo del camino, un chico ligeramente deprimido no estaba prestando atención a su fuerza de nivel 4. La piedra voló con una fuerza huracanada hacia el puesto de un comerciante, y por poco no alcanzó al vendedor. Agitando las manos en señal de disculpa, Bell se apresuró a poner dinero en el mostrador por los daños, haciendo lo posible por alejarse de las miradas furiosas. Tenía que tener más cuidado, ya casi no tenía dinero. Un ceño fruncido iluminó su rostro cuando los gritos irritados y temerosos de " ¡Pies de Conejo se acerca! Cuidado!" resonaban en la nueva calle que había tomado. No era su culpa que la mitad del distrito del mercado pareciera haber pasado un tornado. Bueno, lo era, pero la gente no tenía por qué ser grosera al respecto.

Bell suspiró. ¿Por qué estaba aquí en primer lugar? Sabía la respuesta, y le resultaba extraña.

Quería a Tiona.

Ayer por la tarde ella había puesto prácticamente -y, en algunos casos, literalmente- su casa patas arriba. Incluso Hestia, que parecía sentir una intensa antipatía por cualquier mujer que conociera, vio sus muros rotos -de nuevo, a veces literalmente- por el encanto de la amazona... no, no sólo eso. Su pureza. Su intensidad era simplemente... simplemente...

...Tiona.

Un grito estrangulado lo sacó de su ensueño. Bell se encontró con el pie levantado, otro guijarro preparado para una buena patada. Ofreciendo una sonrisa de labios finos al hombre que impidió que Bell se volviera totalmente pobre, el chico decidió abandonar el mercado. Ella no estaba aquí. Él no esperaba que estuviera, en realidad. No después de la noche anterior.

Unos golpes frenéticos en la puerta principal alejaron a Haruhime... y en un instante Tione y Ais estaban en la habitación. Cada una agarrada a un brazo, la bulliciosa Hiryute había sido arrastrada con las disculpas brotando de las bocas de los miembros de su familia. Ais apenas había sido coherente, limitándose a sonrojarse y tartamudear, pero Tione había sido directa al atacar a su familia. "¡Es una amenaza idiota y de sangre caliente! Probablemente será mejor encerrarla por un tiempo".

La Mansión del Crepúsculo era el primer lugar al que había ido, pero esta vez ninguna de las personas que conocía salió a hablar. Los guardias de la puerta fueron duros en su insistencia de que se fuera. Así que salió al mercado, con la esperanza de haber encontrado una forma de escabullirse. Una falsa esperanza; hoy se quedaría solo.

Sus pies se detuvieron. Por qué Tiona, se preguntó. ¿Por qué me está afectando tanto todo esto... qué pasa con Ais? Ais era una gran aventurera, cierto. Todavía la admiraba. Pero... la sensación de calidez, de fusión... la emoción de sentirse a punto de ser consumido... las risas, las historias compartidas...

...Ais no le hacía sentir eso. Ella era hermosa, absolutamente. Incluso impresionante. Tiona también tenía una cara hermosa, y era ágil y delgada y perfecta y...

...¡wowhoawhoa, ¿cómo llegó eso ahí?! Bell sacudió violentamente la cabeza para despejar el tren descontrolado en que se habían convertido sus pensamientos. Había una desconexión entre la mente y el corazón del muchacho, pero la brecha entre ellos se había ido cerrando constantemente desde la extraña punzada en su pecho cuando la chica había sido arrastrada la noche anterior. Ahora, una pequeña sonrisa rompió por fin su estado de ánimo deprimido, y se juntaron. Tiona.

Él quería a Tiona.

La Mansión del Crepúsculo no estaba lejos... y sólo había guardias en la puerta. Él era de nivel 4, ¿qué era un muro para él sino otra entrada? Deslizándose por la parte trasera de la mansión, Bell estaba a punto de saltar sobre el muro cuando un movimiento llamó su atención. Un destello en blanco y negro; después de todo, Tiona había logrado escapar por su cuenta.