Una de las singularidades más especiales del ser humano, es su capacidad para resistir el dolor, y no hablo del dolor el cual es proveniente de una causa física, una quemadura de cigarrillo, un golpe, gala de un descuido o inclusive el sufrimiento de la enfermedad más cruel y ruin.
No, de ese dolor no me refiero, me refiero a la una aflicción más interna de lo que cualquier órgano pueda estar, para ser preciso, el que nace y se expande en nuestra mente, el que se propaga como un cáncer cubriendo partes que ni si siquiera sabíamos que poseiamos.
Una canción la cual era parte del típico juego de las escondidillas relataba una pequeña historia de lo que pasaría si el "buscador" (el niño que se encargaba de encontrar a los demás, ocultos a simple vista) no lograba encontrar a los demás."buscar, tu trabajo es indicar a las sombras, cuales obras yacen ocultas en las culpas y
más te vale encontrarlos antes de llamarlos"Para un niño está canción solo son algunas rimas colocadas sin ningún significado, para un adulto resulta un poco tétricas al asociar esa rima con la leyenda más popular de mi ciudad.
Las personas mayores relacionan el gran bosque de camelias que envuelve mi ciudad con la culpa que puede existir y que recorre la mente de todas las personas que entran con una mente dudosa al reinado de las flores.
Y una vez dentro, agobiado por los pecados que cometiste fuera de esa tierra santa, tu trabajo será indicar cuales culpas son las que te afligen, por más ocultas que estas sean, y más te vale que tu corazón esté realmente arrepentido antes de llamar al perdón.
Agobiado y cansado por mis errores, he decidido internarme muy dentro del bosque, lo suficiente como para que los signos cardinales se pierdan, hasta que el norte se pierda con el sur, y el este se difumine con el oeste, lo suficiente como para que la luz del sol se confunda con la de la noche y el calor parezca tan gélido , y el frío tan asfixiante e insistente.
Siento que camine por días, tal vez semanas, y la única diferencia que veo en el sendero es lo diferentes que se ven los árboles a como estaban cuando emprendí mi cruzada, amenazantes y más cerca del camino parece ser incluso que me voltean a ver con rostros conocidos, y esa duda estaba cerca de desaparecer.
Un guía que nos mostraba el exterior del gran bosque nos explicó que los nativos de antaño, veneraban el bosque como una gran entidad de una sola mente, lo que hoy conoceríamos como una mente colmena, ellos creían que un solo dios era el que vivía en ese bosque y que los árboles servían como ojos y oídos, y más precisamente le ayudaban a saber que almas tenía que purificar y cuales castigar.
Las leyendas de almas que se enfrascaron en tratar de cruzar el gran dominio del dios relataban que tan cerca del cielo, de la tierra y del infierno podían están y también explicaban que cada viaje era único y diferente para cada ser que caminaba su gran exención, y de los metódicos y "colocadadas" pruebas de purificación ofrecía aquella deidad para castigar a los que entraron con una mente sucia y contaminada.
El relato más famoso que le muestran a los niños (en realidad se le muestra menos de la mitad por lo grotesco que resulta) es el de "Shuǐ zhī hún" también conocido como "Alma de Agua" bautizado así por la supuesta claridad con la que el guerrero entró al bosque.
Shuǐ zhī hún, casi al culminar su viaje, recordó las atrocidades cometidas en el campo de batalla, de pronto con sus propios ojos vio como de las camelias empezo a brotar sangre, del camino surgieron como si de plantas se tratasen cuerpos descompuestos consumidos por bichos y cuervos.
La única cosa que si cruzo y completo el viaje, es su diario.
En mi caso, de los árboles cálidos y orgullosos que se postraban retando al sol, empezaron a surgir ojos humanos, pasaron días para que se formara alguna oreja, algunos más para que se mostrará una cara más esculpida, pero la peor parte fue cuando la primer sonrisa aprecio en el primer árbol que vi.
Caminando veía como un árbol balbuceaba, como si de un infante se preparará para decir sus primeras palabras.
Y por fin apareció, esa horrible sonrisa que coronaba el rostro que por fin tomaba algún sentido.
"No me salvaste, me abandonaste, tu pecado no se trata de como orgulloso ignoras el pasado, si no de como un traicionero es que sigue caminando"
Todos los árboles estaba tatuados de esa cara, todos me veían y decían al unísono esa frase, la cual escuche durante muchos soles y muchas lunas, algunas caras no eran iguales, cambiaban, lloraban, otras me insultaban pero siempre que me acercaba a una esta se ahogaba en un llanto ensordecedor.
Era la cara de mi hermano, que al fallecer, no asistí a su funeral ni me di cuenta de su agonía que para el resultaron en mil noches.
No pensé que este lugar resultará en algo tan complejo y que mi nulo espíritu podría reducirse a menos que nada, lo que parece ser un viaje de toda mi vida apenas empieza.
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Bosque de camelias
Horrorbuscar, tu trabajo es indicar a las sombras, cuales obras yacen ocultas en las culpas, y más te vale encontrarlos antes de llamarlos.