Existir.

Mis lágrimas recorren las laderas de mis mejillas agrietadas por las aguas que nacen en mis ojos y mi voz se ahoga en un silencio estremecedor que enmudece mis labios.

Esta noche llego con anticipación antes de morir la tarde y me cubrió con su negro manto aunque quise huir me detuvieron sus brazos. Noche triste de enero como aquella noche de octubre en la que perdí la fe y se marchito mi esperanza, sus brazos desvanecidos su voz inexistente y su vida marchita.

Se apago su luz y con ella se extinguió la mía. Se marchitaron sus días se acabo quien me quería se fue la madre mía.