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Una chica de cabello rubio se encontraba mirándose en el espejo mientras acomodaba sus prendas de ropa. 

Sonrió levemente y agarró su mochila, yendo escaleras abajo cuando escuchó la voz de su madre llamándola casi a gritos.

Una vez llegó a la sala, fue directo al comedor, en donde estaba su padre sentado en su lugar de siempre con el periódico en mano. 

Sin decir nada se sentó en su asiento, dejando la mochila a un costado para que no estorbase.

—Tu desayuno cariño—La voz de su madre llegó hasta sus oídos. Rosé le regaló una cálida sonrisa.

La menor relamió sus labios al ver los ricos panqueques que estaban puestos arriba del plato.

Se sirvió un poco de jugo de naranja, decidida a comerse todo de un bocado ya que era una de sus tantas comidas preferidas y su madre no lo hacía seguido.

Pinchó con el tenedor un pedazo de panqueque y lo llevó hacia su boca, masticando con rapidez para así llevarse el próximo lo más rápido posible.

—Come despacio Chaeyoung—Escuchó como su padre la regañaba por lo cual tragó saliva—Si harás eso cada vez que tu madre te prepare panqueques entonces no lo hará más y seguirás con tu dieta—Terminó de decir el hombre para nuevamente llevar su vista hacia el periódico.

Relamió sus labios, bajando la mirada debido a la vergüenza. Después de unos breves minutos, que para ella fueron eternos, siguió comiendo ahora con más tranquilidad.

El tiempo pasó. La familia Park terminó su desayuno. Chaeyoung se levantó de la silla, nuevamente yendo en busca de su mochila color celeste claro.

—Nos vemos luego mamá—Rosé se despidió de la mujer con una sonrisita, depositando un casto beso en su mejilla.

—Recuerda que a la salida de la escuela debes venir en seguida. Tenemos turno con el médico ¿Si?—Su madre sonaba firme ante sus palabras.

Roseanne hizo una mueca que trató de disimular todo lo mejor posible y asintió, saliendo de su casa segundos después.

Subió al automóvil junto con su padre y dejó la mochila en sus muslos, posando su vista en la ventanilla. Le entretenía mucho ver todo cuando el auto arrancaba.

Dejó escapar un suspiro luego.

Detestaba ir al médico...

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—Presta atención a todas tus clases. ¿De acuerdo?—Comentó su padre una vez ambos llegaron a la escuela.

La rubia suspiró y asintió, bajando del auto segundos después.

—Nos vemos luego papá—Rosé lo saludó, agitando su mano.

Pero su padre no le devolvió la despedida, simplemente asintió con su mirada puesta en el frente.

Carraspeó y acomodó mejor su mochila. Se dio vuelta, comenzando a caminar hacia la entrada de la escuela.

—¡Rosie, hola!—Pudo ver a lo lejos como su mejor amiga se acercaba a ella con una sonrisa, contagiándola también.

—Hola Mina—La rubiecita saludó a la castaña con un roce de mejilla, ambas sonriéndose mutuamente.

—Dios, nunca creí que me costaría tanto hacer una tarea de matemáticas—Hablaba Myoui con exageración.

Heart Sounds [Taerosé]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora