El Ardiente Novio de mi Madre ~ HETERO HARD - Especial 700 Seguidores. (+18)

Capítulo Tres: Una Ardiente Noche Prohibida.

ADVERTENCIA:

Este capítulo contiene escenas de sexo explícito, lenguaje obsceno y temática adulta. Si eres menor de edad, no lo leas.

De lo contrario, si disfrutas leer erotismo crudo, simplemente relaja la pelvis y disfruta.

¡Saludos!

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[Pablo García]

Tomo el liviano cuerpo de Arianne entre mis brazos al estilo princesa y empiezo a salir de la cocina cuando ella me detiene.

―¡Espera! ―grita, algo ansiosa―. Estás olvidando mis vibradores y mi pijama ―dice y ya entiendo por dónde va la cosa.

Ah, ¿teme que sepan su oscuro secreto sucio?

Qué divertido.

―Será bueno para ti aprender algunos modales... Míralo de esta manera, si se enteran que fuiste tú quien hizo ese desastre en la cocina, eso te dará mucho que pensar antes de llevar vibradores dentro de tu cuerpo a cada momento del día en lugares públicos ―Empiezo a decir, mientras me dirijo con ella hacia las escaleras que llevan al segundo piso, pero ella empieza a retorcerse en mis brazos y tengo que bajarla al pie de las escaleras―. ¿Qué...?

―¡Suéltame! ¡Iré por mis cosas! ―protesta, furiosa, pero antes de que pueda dar otro paso más, me agacho frente a ella y la tomo por los muslos, para en un hábil movimiento, ponerla sobre uno de mis hombros y transportarla así hacia arriba―. ¡O-Oye! ¿Qué haces? ¡Suéltameee! ―chilla, pero una muy fuerte palmada en una de sus nalgas, la otra que no palmeé cuando la encontré frente al refrigerador, la hace dar un respingo y soltar un jadeo.

Entonces, se queda quieta.

Sí, eso está mejor.

Cuando llegamos a su habitación, me encamino rápidamente hacia la enorme cama que predomina en el centro y lanzo a Arianne sobre ella, ocasionando que su cuerpo rebote sobre el colchón y ella suelte un chillido. De inmediato, me bajo mis pantalones de pijama y me quedo completamente desnudo ante ella, lo que la hace mirarme completa y fijamente de arriba abajo, con un tierno sonrojo en sus mejillas y la boca levemente abierta. Sonrío y camino hacia un lado de la cama con la prenda que acabo de quitarme. Alcanzo en un hábil movimiento sus muñecas y le ato los brazos a los maderos de la cabecera de la cama antes de que pueda siquiera registrarlo. Luego me inclino hacia su rostro y tomo sus labios en un corto pero rudo beso que silencia sus protestas al instante.

―¿Dónde tienes tus juguetes, linda? Porque tienes más, ¿verdad? ―cuestiono al instante en el que dejo sus labios y ella se encuentra derretida contra las colchas y almohadas.

―Uhm, sí... En las gavetas del clóset ―responde después de unos segundos, yo le beso por última vez, la dejo sobre la cama y luego me dirijo hacia lo que parece ser la puerta del clóset―. Ese es el cuarto de baño... El clóset es la puerta de a lado ―informa y simplemente asiento.

Una vez dentro, me doy cuenta de que es otra habitación, con mil atuendos que nadie en su sano juicio alcanzaría a usar. Me pongo a buscar las dichosas gavetas y encuentro un extenso mueble de madera blanca a un lado del lugar, con varios cajones amplios. Me pica la curiosidad, así que los abro todos. ¡Vaya! ¡Sí que tenemos a una linda chica pervertida aquí! Desde dildos, vibradores, pinzas, a lencería con todo tipo de temática y para cualquier fetiche imaginable, se encuentran perfectamente organizados en los cajones. Y casi flipo. ¡Joder con la niña! Esto me emociona mucho más.