prólogo

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REDAMANÍA 

 el acto de amar a quien te ama ; un amor correspondido completamente 

El invierno hacía su acto de llegada en la capital de Corea del sur y una pequeña familia recién comenzaba a despertar en el primer domingo del periodo vacacional de invierno. La televisión que relataba las noticias se escuchaba de fondo y ahí mismo, un niño de no más de siete años observaba a su madre preparar el desayuno con una total paz y serenidad que lograban relajarlo. 

Con ambos brazos arriba de la mesa, el pequeño chico de cabellos castaños recargó su cabeza sobre estos mientras continuaba observándola como si de un ángel se tratara. La mujer, al percatarse de esto, dirigió su mirada hacia el infante y le dedicó una sonrisa tan cálida que Minho juraría podría derretir la nieve que había caído ayer por la noche. 

"Mamá"

"¿Mh?"

"¿Dónde encuentras la felicidad?"

La pregunta, sin duda alguna, provocó que la mujer de hebras castañas y largas parara la preparación del desayuno que no consistía en más que pequeños panqueques, chocolatada (que esperaba creer era para él), y café. Nunca podría faltar el café en la mesa de los Lee. 

Aunque su madre mantenía esa expresión serena, Minho tragó en seco pensando en que tal vez habría preguntado algo malo que había hecho enojar a su mamá. En los ojitos del menor, estos habían perdido un poco el brillo al pensar en que sería regañado, abultando ya su labio inferior en un puchero por temor a haber hecho enojar a su mamá, incluso llegando a esconderse un poco a tal punto en donde ahora solo sus ojos se podían ver por arriba de la mesa. Aunque bueno, tampoco era su culpa, pues había escuchado esa pregunta en la escuela cuando su maestra la hizo a pocos minutos de terminar el curso. La había olvidado por unos instantes, pero por alguna razón, la había recordado justo esa mañana, confiándose en que su madre sabría todo porque siempre lo hacía. Incluso más que su papá. 

Pero después de unos segundos, la mujer continuó con su desayuno. Eso hizo que Minho levantara la cabeza.

"La felicidad la puedes encontrar en distintas cosas, Minho".

"¿En distintas cosas? ¿En dónde la encontraste tú?" preguntó en un susurro, aunque antes de siquiera poder decir algo más, la puerta de la cocina abriéndose mostró la silueta de su padre que aún tenía sus ojos cerrados por el sueño y los cabellos desordenados. El menor entre los tres no pudo evitar reír sonoramente por lo gracioso que se veía su este mientras la matriarca de la familia alzaba una ceja con humor, colocando una mano en su cintura, casi a manera de regaño. 

"Buenos días", susurró su padre y se acercó a él para revolver sus cabellos a lo que Minho no tardó en sonreír encantado. A su madre le dejó un beso en su frente y esta, aunque lo intentó, no pudo evitar sonreír mientras tomaba la taza de café color rojo y se la ofrecía al hombre.

"Buenos días, cariño."

Entonces en cuanto vio sus sonrisas genuinas, Minho pudo comprenderlo.

Su mamá había encontraba la felicidad los domingos en la mañana, viendo a papá tomar su café mientras estaban juntos. 


El prólogo es corto, i know pero prometo los capítulos serán más largos. Esta historia tiene un lugar realmente especial en mi corazón, así que espero disfruten leerla tanto como yo disfruto de escribirla. 


redamanía - a minchan storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora