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La primavera recién abría al verano y el bullicio de la ciudad a la jornada laboral. Corea del Sur era conocida por la presión que cargaban los jóvenes en cuánto a sus futuros y el famoso "a qué esperas dedicarte cuándo salgas del bachillerato", donde unos ya lo tenían más que claro y otros preferían buscar trabajos de medio tiempo en lo que se decidían para no sentirse inútiles al estar en casa; otros valientes se independizaban desde pequeños, abriéndose paso como adultos que se valían por si mismos. Era bueno por tu libertad, pero tan pronto sentías el golpe de realidad que te da la gran vida adulta lo último en lo que piensas es en el tiempo libre y en tomar tus propias decisiones, pero gustaba pensar que no era el caso con él. Que podía vivir sin muchas restricciones aunque la anciana que era su vecina lo juzgase cuándo le preguntaba si había vuelto ya a la universidad y él, con una sonrisa apenada, le respondía que no. Pero no era porque no tuviese claro lo que tenía sino todo lo contrario.

Él tenía una meta, pero conseguirla estaba haciendo un grano en el culo. 

— ¿Vas a dejar de soñar despierto o irás a contarle los cuentos a los niños de una vez?  — Escucha entonces la voz provenir de una mujer de no más de cuarenta años que lo ve con ojos que se burlan por continuar con la cabeza en la luna. Aún así, a Minho no le molesta. Es más, incluso le halaga que lo vieran como un soñador en vez de un humano que no sale de la tierra —. Últimamente los niños están disfrutando mucho que vengas a verlos. 

— Es porque desconocen los celulares, las tabletas y las consolas — Dice entonces una muchacha de cabellos negros y mejillas enormes. Hyejoo está haciendo un tanto de papaleo con las adopciones como parte de su servicio estudiantil —. En cuánto los adopten y descubran la tecnología, leer un cuento será lo último que busquen. 

—No todos—Contraataca Minho, quien ha salido del escritorio de la recepción en busca del abrigo marrón y largo que llega hasta sus rodillas. Viéndolo de cierta forma, tiene toda la pinta de esos muchachos que son magos y van a cumplirle deseos a los niños como se burló su compañera la primera vez que lo llevó. Más que ofenderse por el insulto, Minho lo tomó tan literal que Hyejoo quiso llorar por pensar que no había entendido su broma. Pero ahí era donde se equivocaba, pues claro que lo había hecho. ¿Cuestión? No le había causado gracia, pero había descubierto algo mágico al respecto —. Los libros y las historias siguen siendo cultura popular. Eventualmente al menos cinco de ahí continuarán leyendo libros o historias en esas tabletas que tu dices y con suerte, crearán sus propios universos. 

— ¿Cómo tú? 

Ante ese cuestionamiento, Minho sonríe. Y abre la puerta del gran salón de lectura donde ya tiene a una buena cantidad de niños esperando por él mientras hablan y uno que otro juega con algún muñeco que se han traído del salón de juegos. 

Esa solo imagen provoca una nostalgia que le hace sonreír. Ahí es entonces cuando vocifera con alegría, llamando la atención de los infantes que no parecen ser más de quince pero que para él son más que suficientes. Todos sonríen y lo ven con tanto brillo en los ojos que es inevitable para Minho preguntarse que ha hecho para merecer esta belleza. Pero no es momento de cuestionamientos, así que solo sonríe, casi gritando las buenas tardes y recibiendo dicha respuesta al unísono como si fuese un salón de clases mientras se hace paso entre los infantes para llegar al gran sillón marrón individual que se ha convertido en su lugar más especial. 

Ahí al sentarse, saca el libro que ha traído de su casa a pedido de los demás niños que querían leer algo que le gustara a él y no lo que estuviese en la pequeña biblioteca del salón porque Minho se había convertido en un adulto que ellos adoraban y admiraban. Eso era una gran recompensa.

— ¿Han comido sin dejar nada en el plato? — Todos asienten. Minho entonces desvía su mirada a una niña que abraza con fuerza un peluche de conejo blanco, cuyos ojos eran botones rojos. Aterrador —. ¿Soeun?

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⏰ Última actualización: Aug 01, 2021 ⏰

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redamanía - a minchan storyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora