En una distante galaxia, existía un planeta de colosal dimensión, que estaba constituido por tres gigantescos continentes. Uno de estos había sido formado por cuatro enormes árboles que dieron origen a los cuatro reinos que gobernaban esta parte del planeta.
Este era un lugar de tierras húmedas y de exuberante vegetación, donde habitaban las más inimaginables criaturas. Una tierra cuya magia y misterio parecían escapar en cada brisa y aliento, una tierra de encantos y perdición más conocida como el lejano mundo de Arhos.
En este continente llamado "el continente de los cuatro arboles", exactamente en el primer árbol que daba origen al reino primero, habitaban humanos, magos y alquimistas quienes lograron poseer el poder absoluto para gobernar a los tres imperios restantes, gracias a años de luchas y de poseer bajo su poder la joya más importante de todo el mundo de Arhos, "El corazón del gran Dragón mágico" quien fue el creador de todos los seres que habitaban en aquel lugar. Este había desaparecido hace más de veinte años de aquellos mágicos parajes, llevándose consigo a la mayoría de los otros dragones de gran poder que solían vivir ahí.
Según los relatos de los habitantes del primer reino, el gran Dragón fue traicionado por el mago más poderoso de todo el primer reino quien le arrancó el corazón para obtener de esta forma el poder absoluto, desde aquellos tiempos el continente fue controlado por el primer reino.
Aún no amanecía y las miles de estrellas titilaban sin cesar, en la inmensidad del oscuro cielo, mientras las constelaciones se mostraban definidas y más relucientes que nunca. La brisa acariciaba la suave y tersa piel de una muchacha, quien sentada sobre el tejado de una de los cientos de cúpulas del ala derecha del palacio real, leía un antiguo manuscrito de alquimia. La joven vestía como un soldado del ejército del reino primero, cuyos trajes grises profundos con detalles metálicos cromados con broches e insignias la ocultaban perfectamente en la oscuridad, sobre sus hombros caía una manta larga con capucha negra mientras que de su cuello y sobre la chaqueta gris pendía un medallón hermoso, el cual tenía incrustada una gran gema roja como la sangre, del porte de su puño.
Aquella joven de tés saludable y mejillas coloridas como sus contorneados labios, se llamaba Illiel, era la hijastra del rey del primer reino, Leónidas y solía ser vigilada en todo momento por los guardias reales. Sin embargo, esta vez, se había escapado como era de costumbre, ya que le molestaba de sobremanera el ser custodiada todo el tiempo. Aún en el tejado, sentada en el centro de la enorme cúpula del palacio real, su lectura fue interrumpida por los gritos de los guardias reales quienes corrían dentro del palacio, bajo la muchacha.
― ¡¡hey!! ¡Busquen en la biblioteca ciento veintiuno del ala derecha, de inmediato, no puede haber desaparecido! ― el guardia parecía desesperado, mientras que los otros siete a su mando miraban desorbitados hacia todos lados, tratando de encontrar a Illiel. De pronto apareció caminando lento y muy sigiloso el comandante de todo el ejército del primer reino, un joven alto de tés pálida, con facciones marcadas y gentiles, aunque muy serio; pestañeó ligero mirando con desafío a los ocho soldados, preguntó
── ¿Dónde está la princesa? ―los soldados se pusieron nerviosos, el superior de los soldados bajando la mirada contestó con ímpetu
― ¡¡La hemos perdido de vista príncipe!! ― El comandante de mágicos ojos color miel, hijo legítimo del rey, susurró dejando a todos los soldados presentes con escalofríos, dijo suave.
― Siempre tengo que hacer todo yo ¿Como es posible? ¿Cuándo sucedió?
Mientras abajo el príncipe exigía respuestas, Illiel aun sobre el tejado se puso de pie descendiendo verticalmente con mucho cuidado y sigilo para lograr escuchar mejor, pero como el techo de la cúpula estaba en pendiente cóncava, una de sus botas largas se resbaló en una de las rendijas, desplazándose unos cuantos centímetros, se aferró velozmente con una palma para no caer, mientras que con la otra sostenía el libro preciado. Se quedó en esa posición con la respiración acelerada y rogando por no haber sido escuchada, no obstante, dentro del palacio, el muchacho con su perfecta audición sobrehumana percibió lo ocurrido sobre su cabeza y no tardó ni un segundo en correr hacia los enormes ventanales y subir ágilmente hacia la cúpula, donde se encontraba Illiel, muy sorprendida, por cierto.

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Linaje de Dragón
Fantasy"Una mujer en busca de su verdad, secretos que calan en lo más profundo de su ser, secretos que se entre mezclan con la magia y encanto del cautivante mundo de Arhos... donde el despertar de lo más temible sería inminente y el destino de hasta el má...