One shots | snk x reader

Eren Jaeger

—...Entonces, eso era lo que tenía en mente esta mañana—.

Una voz había interrumpido en mi cabeza, estaba concentrándome tanto en aquella nube con forma irregular que me había desconectado por completo de todo lo demás.

—¡Hey! Préstame un poco más de atención—. Exclamó Eren, tironeándome un poco el cabello.

—Auch... Perdona, es que ya sabes, estar acá realmente me relaja muchísimo—. Acomodé mi cabello y volví a mirar las nubes, pero esta vez, prestando un poco más de atención a lo que llegase a decir Eren.

Ambos estábamos recostados bajo el árbol que solíamos frecuentar cuando necesitábamos distanciarnos del resto de las personas y de la tragedia que nos rodeaba constantemente. Quién diría que aún después de todo lo que nos ha pasado, seguiríamos vivos, no éramos los mismos, pero podíamos compartir nuevamente una vista al cielo bajo el árbol que creció junto a nosotros. 

—Eren...—. Giré mi cuerpo hacia él. —¿Qué era lo que tenías en mente?—. Recordé que no se lo había preguntado después de unos minutos.

—Emm, bueno... olvidé la forma en la que te lo dije—. Rascó su nuca levemente, tal y como lo hace siempre cada vez que no recuerda bien. —¡Ah! Tenía pensado después de descansar un poco más aquí, salir a merodear fuera de las murallas juntos, no tardaríamos, ahora que ya no hay titanes...—. Giró su cuerpo hacía mí, haciendo que vea de un plano completo la forma en la que brillaban sus ojos de la emoción.

—Ya es un poco tarde Eren, volveríamos a oscuras y sabes que a mí...—. 

—Le tienes miedo a la oscuridad—. Me interrumpió y llevó una mano a su frente golpeándose levemente. —Te prometo que volvemos rápido ____, por favor...—. tomó mi mano mientras me miraba de manera tierna, sabía que hacerme ese tipo de gestos significaba una respuesta afirmativa de mi parte. 

Asentí con la cabeza y en cuestión de segundos Eren me levantó del suelo rápidamente para llevarme a rastras hacia donde habíamos dejado los caballos, al acercarnos, pude notar que había traído pequeños troncos al costado de su caballo, sin dudas estaba decidido a ir, aún si eso implicaba que tuviese que rogármelo.

—Traje un poco de leña por si nos demoramos, ¿Pensaste que no iba a recordar ese detalle?—. Me dirigió una sonrisa tierna, había fingido que lo había olvidado, sin dudas había caído en su trampa.

Nos acomodamos bien en nuestras monturas dirigiéndonos al límite de las murallas, una vez las cruzamos tomamos un poco más de velocidad. Eren se ubicaba a mi izquierda, la vista era realmente hermosa, él justo estaba del lado donde el sol bajaba cada minuto un poco más, los rayos del sol hacían que su cabello tenga reflejos castaños un tono más claros que su color natural, pareciera como si lo hubiesen plasmado en un dibujo lleno de colores vivos. No sé cuánto tiempo quedé viéndolo, espero que no haya sido por mucho, no quería verme como una tonta.

Eren volteó a verme, haciendo que nuestras miradas coincidieran, nos miramos por unos segundos que parecían eternos, poco a poco fue disminuyendo la velocidad de su caballo, haciendo que por inercia el mío también galope a un ritmo más lento. Sin dejar de mirarnos fue acercándose a mí, haciendo que lentamente nuestros caballos queden más y más cercanos, no decíamos ni una sola palabra. Se volteó ligeramente hacia mí sin sacar su vista de mis ojos, acercó de manera suave su mano hacia mi rostro, despejando de éste algunos mechones de cabello que habían escapado de mi peinado semi recogido.

—Se peinarme sola, tonto—. Fruncí un poco el ceño, estaba poniéndome nerviosa.

Eren siguió acomodando un poco de mi cabello, reposando por unos segundos su mano en mi mejilla izquierda, sus ojos tenían un ligero brillo, me devolvió una leve sonrisa, sentí como de a poco mi rostro estaba poniéndose caliente, me había sonrojado, ¿Acaso estaba buscando eso? Estaba muriendo de vergüenza.