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-Kyra, no te olvides tu abrigo cariño! - Exclamó Emma mientras le acercaba la campera a su hija que salía corriendo de su casa.

-Uf gracias mamá, casi la olvido. -Dijo Ky mientras tomaba la campera y besaba la mejilla de su madre.

-Vámonos hija! Llegarás tarde a clase. - Gritaba el padre de Ky mientras la esperaba en el auto y bebía su café.

En cuanto Kyra subió al auto el padre aceleró a fondo.

-Y pequeña? No tuvimos tiempo de hablar de tu fiesta de cumpleaños, lo pasaste bien?- Exclamó mientras evitaba el tráfico con giros bruscos.

-Papa! Cumplí 17 años, ya no soy una niña. La pasé muy bien con mis amigos, gracias por todo papá. Te amo pero por favor no vuelvas a avergonzarme llamándome pequeña frente a ellos.

El padre rió, un poco desatento a la conversación con su hija ya que visualizaba un semáforo en amarillo, el cual se decidió a pasar por su limitado tiempo.

-Papá cuidado! - Exclamó Kyra, y sin poder decir más, un auto se les apareció por el costado del conductor y los golpeó con tanta fuerza que los hizo girar una y otra vez.

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Al abrir sus ojos, Kyra se encontraba mareada y en shock, todavía no podía creer lo que había pasado, solo veía luces de hospital, pero en lo único que pensaba era en como estaría su padre. Un instante bastó para que volviera a perder el conocimiento y desmayarse otra vez.

-KYRA! BOB! Donde están mi esposo y mi hija!? Déjenme verlos por favor! - Desesperada y llorando desconsolada, Emma estaba decidida a pasar por encima de cualquier doctor con tal de ver a su familia.

Fue entonces cuando la tragedia real sucedió.

-Necesitamos un doctor urgente en la sala 3, médicos acercar el desfibrilador - Se escuchó por el parlante del hospital, dejando a Emma en un estado de shock, sabía perfectamente que quien sea, estaba teniendo un paro cardíaco.

-Por favor necesito saber quién es y dónde está mi familia! - Le dijo entre lágrimas a una doctora que corría hacia la sala 3.

-Señora por favor tranquilícese, le informaremos de su familia cuando resolvamos esta situación, se que está desesperada pero por favor le pido que espere aquí - Agregó la doctora mientras seguía caminando hacia la sala.

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Minutos después la doctora salió y su cara reflejaba completa decepción, había perdido a su paciente. Sin embargo juntó fuerzas para ayudar a la mujer tan desesperada que se encontraba rondando afuera de la sala.

-Señora dígame ahora qué sucedió y que familia busca. - Dijo intentando borrar la triste expresión de su cara.

-Mi familia! Mi esposo y mi hija tuvieron un accidente de auto, solo eso me informaron, no sé nada más ni como se encuentran, necesito verlos! - Emma volvió a alterarse dejando atrás cualquier calma que podría haberle surgido.

-Muy bien señora tranquilícese, dígame sus nombres y los buscaré en los registros - Se acercó a la computadora y la observó atenta.

-Bien el nombre de mi esposo es Bob Woods y el de mi hija.. -La doctora la interrumpió.

-Bob Woods? - Exclamó y su cara se tornó pálida.

-Si doctora, porque? - Preguntó asombrada de su reacción.

-Siento mucho decirle esto señora Woods, pero hicimos todo lo que pudimos, su esposo acaba de fallecer de un paro, su corazón no soporto los golpes del accidente, y perdió mucha sangre.

Solo las primeras palabras bastaron para que Emma rompiera en llanto cayendo sobre sus rodillas al suelo, era el amor de su vida, y de un segundo al otro, lo había perdido.

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Logró reincorporarse con la sola idea de saber algo de su pequeña.

-Mi hija, Kyra Woods, donde está ella? Por favor dígame que está bien! - Dijo ya sin aliento ni ánimos y sin parar de llorar.

-Su hija está bien, ahora está descansando, tuvo un golpe muy fuerte en la cabeza pero no es grave, luego de algunos exámenes finales podrá volver a su casa, puedo llevarla a verla pero le insisto que necesita descansar.- Y sin más que pensar, pasó su brazo sobre el hombro de Emma y la acompañó a la habitación donde Ky se encontraba.

-Mi niña! No puedo creer lo que sucedió. No sé como superaremos esto, pero lo haremos, juntas, nunca más voy a volver a dejar que algo malo te pase. - Exclamó llorando mientras se acercaba a la camilla y tomaba la mano de su hija que dormía profundamente. - Te lo prometo pequeña.

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No escaparás de sus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora