5. Aterrizando a la realidad

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Wang Yibo y Xiao Zhan disfrutaron de sus últimos días juntos.
Muchos de ellos visitaron museos cercanos a dónde estaban, otros días se atrevieron a salir más lejos, por ejemplo en su último fin de semana, los amigos de Wang Yibo invitaron a la pareja a visitar las Pirámides de Teotihuacán y de paso, un zoológico donde los enjaulados son los humanos y no los animales.

Xiao Zhan se emocionó alimentando a las jirafas, las cebras y brincó a los brazos de Yibo cuando un león brincó sobre su carro enjaulado.
Su amigo Stiff no pudo evitar grabar esa escena con su móvil.

También, por la tarde, rentaron globos aerostáticos y viajaron sobre la ciudad de Teotihuacán. Miraron el atardecer y Yibo hizo algo que nadie esperaba.

A miles de pies de altura, sacó un anillo plateado y lo colocó en el dedo anular de Xiao Zhan. Antes de que el pelinegro sacara sus propias teorías, él se adelantó a explicar su significado.

—No es un anillo de compromiso, Zhan, es de promesa. Esto me lo regaló mi abuela antes de morir, es lo más especial que tengo. Si te lo entrego a ti, es porque prometo que en los tres años que me quedan, pensaré en ti. No dejaré de escribirte y que, al llegar a China, te buscaré, para quedarme a tu lado.

—Yibo...

—Sólo di que sí, ZhanZhan.

Xiao Zhan miró la pequeña sortija que el menor había colocado en su dedo. Era pequeño, disimulado y elegante.

—Sí, Yibo. Yo te esperaré.

Wang Yibo atrapó al mayor entre sus brazos y le dio un beso en las alturas. Era el beso más largo del día, el más tierno y lleno de amor.
Y así, con ese beso y ese anillo, el viaje de Xiao Zhan llegó a su fin.

Al día siguiente terminó de realizar sus maletas y se despidió de la familia Hernández, quién le suplicó que no se olvidara de ellos y los visitara al menos una vez al año.

Carlos y Stiff, emocionados aún por la felicidad de su amigo, llevaron a Xiao Zhan al aeropuerto, dejándoles a solas momentos antes de que el vuelo saliera.

Fueron muchos besos, muchos abrazos y algunas lágrimas que derramaron mientras se despedían. Se prometieron estar en contacto y avisarse cualquier noticia sobre alguna visita, ya fuera a México o China.

—¿Me creerás si te digo que te amo? —preguntó el menor, sin soltar aún a Xiao Zhan.

—Claro que lo creo. Yo siento lo mismo por ti. Y sé que nuestro destino es estar juntos. Por eso, no importa cuánto tiempo tenga que esperar, sé que valdrá la pena.

En los altavoces pronto se anunció el vuelo con dirección a Beijing.

Los dos muchachos unieron sus labios una vez más, dándose el beso de despedida.

Con dolor, Xiao Zhan se separó de Yibo y caminó a la zona de embarque. Volteaba cada dos pasos que daba y le decía «adiós» con la mano.

Ya en el avión, procuraba mirar el anillo que Wang le había dado, sonriendo porque aquella promesa valía muchísimo para él.

Ya en el avión, procuraba mirar el anillo que Wang le había dado, sonriendo porque aquella promesa valía muchísimo para él

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°•𝑵𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐•° | YiZhan °•♡•° [MPreg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora