Despertar

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Monotonía de lluvia sobre un basto desierto alejado de la civilización. Estruendos fuertes cada vez más cercanos, el viento gritaba con ira reprimida. Una cerca metalizada tambaleaba al son de la naturaleza, plantas y restos de madera chamuscada mantenían su inevitable movimiento de atravesarla. Una vieja casita de aluminio se mantenía firme en el centro del recuadro vallado, no podría medir más de cuarenta metros cuadrados pero ni el mismo Zeus la rozaba. Ventanas y chimenea ausentes, aquel pequeño habitáculo hacia volar la imaginación. Puerta de madera oscura y robusta, corroída por los años. Por una de sus pequeñas grietas se distinguía una luz escasa alumbrando el suelo y las paredes metalizadas, aquello era lo único en su interior. Un ruido distinto a los anteriores se acercaba con velocidad, cada vez más cerca. La tierra escapaba a su paso, el viento chocaba contra su resistente estructura, la lluvia le rozaba con fuerza, los rayos impotentes descendían a su alrededor seguidos del fuerte trueno alertando de su llegada. Varios blindados del ejército derribaron la cerca, sin detenerse rodearon la pequeña casa inmóvil al constante movimiento del suelo. Dos Uro Vamtac, coches blindados del ejército, les seguían por detrás. Estos últimos se detuvieron a pocos metros de la entrada, los focos alumbraban aquel lugar. En segundos, varios hombres con los rostros cubiertos salieron por la puerta de madera, dieron unos pocos pasos y se arrodillaron. Cuatro tiros firmes y sonoros les quitaron la vida. Militares armados avanzaron con rapidez al interior de la casa. Más disparos y algún que otro grito escondido por los truenos.


Aquello fue hace poco más de 10 años, pocos lo recuerdan y los que lo hacen evitan mencionarlo. Muchas vidas padecieron ante la tormenta, por lo menos eso es lo que contaron por las noticias. La gente se conformo, tampoco es que les importara mucho un experimento sin aparente beneficio alguno. Cuerpos, edificio y pruebas desaparecidas, lo que dijeran estaría bien. Yo no era como los demás, quería saber más.


Siendo muy joven, desde mi vuelta al hogar, sin recuerdo alguno de donde había estado durante todo mi infancia, me embarque en la búsqueda de respuestas. Recibí muchos golpes por ello pero, la suerte cambio toda mi vida. Un día, sin previo aviso, recibí la llegada de un nuevo miembro a mi familia. Ahí fue cuando todo empezó, cuando el mundo se dio cuenta de la verdad.

Mi padre, un reconocido biólogo, experimentaba con nosotros. Nunca nos decía porqué pero sí nos regalaba respuestas que a mí me llamaban mucho la atención. Nos contaba como hace unos años descubrieron la forma de ampliar la capacidad de una persona a límites extraordinarios, poder mover los objetos con la mente, manipular los materiales y el organismo químico. Todo aquello nos hipnotizaba, mis ansias de conocimiento cada vez eran mayores.

Aquella felicidad se iría desvaneciendo poco a poco, una grave enfermedad pudo con mi padre, la única persona que quedaba de mi familia. Nos mantuvimos a su lado hasta el último aliento, se disculpo, pero desconocíamos el porqué. Después de aquello nos separaron, a uno lo metieron en un centro de reclutamiento y experimentación mientras que el otro viajo por las casas de acogida.


Pase unos años en constante silencio, sin relacionarme, apartado de los demás, con la mente llena de preguntas. Libros, Internet, documentos antiguos, nada, escasa información de lo ocurrido. Termine los estudios lo más rápido que pude, quería acercarme a la capital, el centro de toda la historia. Demasiado soñador, así me tacharon en mi historial de vida, un documento digital que te inyectan en el brazo una vez cumples la mayoría de edad para viajar sin un superior. Aquel viaje fue considerablemente corto, una vez cruce terreno desconocido varios militares abordaron mi vehiculo, en dicho momento pensé que se trataba de un secuestro o una equivocación. Me vendaron lo ojos, me quitaron mis cosas y en segundos me encontraba atado de pies a cabeza sentado dentro de un helicóptero. Carne quemada y pólvora inundaban el ambiente. La hélice, su fuerte sonido penetraba en mis oídos como agujas. La voz de un hombre, fuerte y grave, se dirigía a mí. Tenía miedo, no quería saber donde me llevaban, cerraba los ojos con fuerza esperando despertar...

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⏰ Última actualización: May 19, 2015 ⏰

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