La habitación era como una tarde de verano, caliente con humedad y una luz amarilla alumbrando por todos lados. Parpadeaba incontables veces como amenazando con apagarse pero nunca se iba, siempre estaba ahí para iluminar todas las paredes y alfombras.
Estas últimas se sentían ásperas al tacto como si no hubieran sido aspiradas en mucho tiempo y el polvo se hubiera quedado ahí acumulándose más y más hasta crear una gruesa capa de suciedad. Él lo sentía en sus manos que estaban pegadas al piso en un ángulo incómodo. No se había levantado desde que había abierto los ojos pues no reconocía el lugar en el que se encontraba, jamás lo había visto en su vida pero le daba una sensación de ansiedad que no le gustaba para nada. Podía escuchar su respiración entrecortada por el calor que hacía ahí adentro y sentía también las gotas de sudor bajando por su columna hasta perderse en las costuras de su pantalón. ¿Cómo había llegado ahí? ¿En dónde se encontraba?
Lentamente su espalda fue irguiéndose hasta tomar una postura recta pegándose a la pared para admirar el panorama de donde estaba. Parecía una habitación mal mantenida de un hotel de mala muerte a la orilla de la carretera pero no recordaba haber estado viajando últimamente así que lo dio por descartado. ¿Qué era lo último que recordaba?
Su nombre, se llamaba Lucas tenía 27 años y eso era todo. No había nada más en su cabeza. Se puso de pie acercándose al umbral en el que antes pudo haber estado una puerta y vio lo mismo que había estado viendo a su alrededor desde que despertó. Más paredes de un sucio color blanco, luces amarillas parpadeantes y alfombras en mal estado. Al final del pasillo había un enorme letrero color rojo neón con una flecha que se prendía y se apagaba durante unos segundos. Podía quedarse ahí esperando que pasara algo interesante o podía acercarse a la flecha y seguir la dirección que apuntaba para averiguar qué demonios estaba pasando. Optó por la segunda opción.
La flecha apuntaba hacia la izquierda a un pasillo sin fin donde se veía el mismo paisaje, caminando debajo de las luces parpadeantes su cabeza empezó a dar vueltas tratando de recordar quién era, dónde estaba y cómo había llegado ahí. Nada, no había absolutamente nada que le diera una pista de lo que buscaba. Revisó sus bolsillos y no encontró mucho, un par de monedas y nada más. Portaba una cadena de plata con un dije colgando en su pecho que tenía el número 12, pero nada más.
Las luces se prendían conforme avanzaba haciendo un ruido de fondo que se quedaba en sus oídos aún más allá de ellas. Estaba más confundido que antes, se llamaba Lucas tenía 27 años y portaba un colguije con el número 12, debía significar algo. Los sonidos dejaron de ser zumbidos de luces parpadeantes para ser reemplazados por focos rompiéndose uno por uno empezando a escucharse a lo lejos, Lucas volteó a su espalda y vio como la oscuridad se acercaba cada vez más a él conforme los focos iban apagándose. Sintió una desesperación en el fondo de su estómago que lo hizo correr hacia lo único que conocía como seguro, la luz. Sus pies golpeaban el suelo y retumbaban por las paredes para entrar en sus oídos de nuevo.
Los umbrales comenzaron a tener números empezando por el 1. Se dio cuenta cuando pasó por ellos que el 12 tenía una puerta enorme pero los anteriores no, sus piernas ardían por el esfuerzo de la carrera y la oscuridad le quemaba casi los talones, decidió entrar cerrando la puerta detrás de sí escuchando como el último foco prendido se apagaba. Los ojos de Lucas estaban pegados a la puerta contra la pared, podía escuchar su respiración entrecortada por haber corrido tanto. Se dio la vuelta y parecía como si hubiera salido de un complejo de hoteles para pasar a un edificio abandonado de lo que pudo haber sido cualquier cosa. Departamentos, oficinas, almacenes no sabía con claridad, pero lo que si sabía es que un escalofrío le había recorrido la espalda en cuanto había visto sus alrededores. Como si un recuerdo hubiera querido salir a flote en su mente, pero algo no lo dejaba. ¿Habría sufrido algún accidente? Le intrigaba como es que no podía recordar absolutamente nada ¿era eso siquiera posible? Al parecer si pues lo estaba experimentando y no era para nada la mejor sensación del mundo.
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The Backrooms
Short StoryLa habitación era como una tarde de verano, caliente con humedad y una luz amarilla alumbrando por todos lados. Él no se había levantado desde que había abierto los ojos pues no reconocía el lugar a su alrededor. ¿Cómo había llegado ahí? ¿En dónde s...