El reflejo ante el espejo se distorsiona fácilmente,
las ideas de querer escapar y dejar todo atrás invaden mi mente.
Miedo y dolor atormentan mi alma, rasguñandola y haciéndola sangrar gota por gota.
¿Acaso aquella persona soy yo?
Es imposible distinguirme a través de mi reflejo.
Dos personas totalmente distintas se miran la una a la otra,
una luce una cálida sonrisa diciendo que los días son cálidos; mientras que la otra luce derrotada, cansada y las lágrimas ya han desgastado su rostro.
Aquellos reflejos intentan consolarse uno al otro,
uno predica vagas y cálidas promesas
y el otro promete un descanso al darle fin a todo.
Es imposible evitar ser egoísta si ambas versiones mías padecen de soledad.
Acariciarían a cualquiera que pase,
los atraerían con una dulce voz para clavarle lentamente profundas espinas, para luego alejarse asustadas al sentir la calidez de aquellos que dañaron.
¿Algún día encontrarán consuelo ambos reflejos?
