2. Polos opuestos

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Hubo un fugaz intercambio de miradas, lo que lo hizo detenerse y volver sobre sus pasos. Su mirada se detuvo en uno de los chicos que había allí apoyado contra la pared, que hablaba animadamente y con una sonrisa, con lo que parecían ser, algunos amigos suyos.

¿Pero que hace este aquí? ─Se dijo a sí mismo el joven, con sus ojos zafiros abiertos de par en par.

Recordó que debía ir a su nueva clase, y con su elegancia característica, giró sobre sus talones.

Demasiado tarde; el chico de ojos ámbar se había dado cuenta de su insistente mirada, haciendo que fijara su vista en él. Sus orbes se abrieron de golpe, viendo al joven como si de un fantasma se tratase. Él se dio cuenta, y se detuvo en seco al oír la voz grave de éste:

Tú. ─Habló seriamente, señalando al albino.─ ¿Qué se supone que haces aquí, en mi instituto? ─Habló con furia, haciendo énfasis en lo último.

El peli plata giró sobre sí mismo, alzando una ceja, mirando con una arrogante sonrisa al pelirrojo.

─ Primero, que yo sepa este colegio no es tuyo; segundo, ni siquiera sabía que estabas aquí; y tercero, de haberlo sabido antes, créeme que me hubiera negado a venir.  ─Le espetó con una voz tranquila y melodiosa. ─ No tengo nada más que hablar contigo, Nagumo. ─ concluyó aireando su cabellera plateada con una mano, haciendo que ondeara al viento.

Chispas de odio se percibían en los ojos de ambos, aún estando a varios pasos de distancia. La tensión era tal, que hasta podría cortarse con un cuchillo. Nagumo lo miraba insistentemente, como si con ello lograra que se esfumase de allí como una nube de vapor. Lo odiaba, lo odiaba a él y a todo lo que representaba. Lo había conocido tiempo atrás, cuando ambos jugaban en el jardín de la amplia mansión del albino. Eran jóvenes, y ambos disfrutaban de la compañía del otro.

Nunca les había caído bien a los padres de éste, pero nunca supo el motivo.

Pero todo le había dado igual. Con él, todo era distinto. Años atrás había sido un niño dulce, simpático, que se entusiasmaba con la compañía de su único y mejor amigo. Pero con el tiempo, se había vuelto igual de frío y distante que ellos... Aunque no siempre había sido así, y él era el único que conocía la verdad que había tras su frío corazón de Hielo.

Nagumo negó con la cabeza, reteniendo sus antiguos recuerdos con el joven de ojos azules en su mente; dejando que sólo quedaran en eso, en viejos y marchitos recuerdos.

La voz de uno de sus amigos, Goenji, lo hizo volver al presente.

Nagumo, ¿Vienes a clases o piensas quedarte ahí plantado como un árbol?  ─Le preguntó un peli crema de profundos ojos negros.

El nombrado miró hacia donde la joven había estado momentos antes.

Suzuno... ─susurró al vacío, ya que el joven se había marchado, dejando impregnado en el aire un suave aroma a cerezos.

*****

Su clase es 1ºB.  ─ habló la señora, ya de avanzada edad, con una tierna sonrisa.

Muchas gracias.  ─ se despidió educadamente de la señora.

Avanzó despreocupada y sigilosamente por los pasillos, ante la mirada atónita de todos, que lo observaban atenta y silenciosamente, como si de una obra de arte se tratara.

¿Qué miran? ─ levantó levemente la voz, con una venita ya palpitando en su sien, haciendo que todos los que no le quitaban el ojo dejaran de hacerlo.

NaguSuzu 7 días OTPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora