Capitulo Único

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Nuevamente estaba aquí, en este lugar que parecía no tener fin. Mire a mi alrededor intentando ver si había algo que me ayudara a escapar. Pero como siempre, la respuesta era negativa y volvía a repetir está tortura sin final.

Comencé a vagar por los alrededores mirando las hojas amarillentas de los árboles caer, en pequeños espirales, como si el suelo les atrajera hasta el punto de querer suicidarse desprendiéndose de lo único que las mantiene con vida. Tome un puñado en mis manos y las apreté, el crujir de ellas era tan satisfactorio que de cierto modo me relajaba y me recordaba que esto pronto terminaría.

Olvidando aquellas hojas seguí caminando por el verdoso césped que humedecia mis pies descalzos al ser mojado por un suave rocío, la sensación es refrescante. Parece como si de algún modo este lugar fuera diseñado para mantenerme en calma, evitando que enloquezca. Logrando tranquilizarme antes de la tormenta, porque es así, siempre es así.

A lo lejos ví aquel edificio que ya me sabía de memoria. Lo he visitado tantas veces que he perdido la cuenta.

Con suaves pasos me fui acercando, el edificio es cada vez más alto y ancho, como si a medida que me acercara se convirtiera en un monstruo diseñado para torturarme, y es que lo es. Parece como si el mundo lo hubiera creado para lastimarme, y no lo culpo, yo también me lastimaria hasta el punto de perder la conciencia por lo que ocurre en aquel sitio.

Cuando entro al edificio lo veo tan hermoso y solitario como siempre. No hay vigilantes, tampoco señoras de la limpieza. Todo es silencioso a excepción de mi tenue respiración. Las lámparas en el techo alumbran el lugar de forma delicada dándole un toque sombrío y lúgubre. Las pantlas cerca de las ventanas parecen mecerse con un viento inexistente, es como si bailarán algún tipo de ritual, con música muda. El blanco color de las paredes parece brillar por la luz del sol que se filtra a través de las ventanas. Realmente es hermoso.

Suspirando me acerco a la recepción pero como ya es costumbre, está vacía. Quizás la chica está en el baño o quizás en la cafetería, tal vez fue a fumar un cigarrillo, o es probable que se cansará de este empleo y renunciará de repente dejando el puesto vacío. No importa cuál es el motivo. De todas formas tomo el bolígrafo y apunto mi nombre en la sección de visitantes.

Doy unos pasos hasta el pequeño estante en el suelo, dónde hay muchas pantuflas blancas y peludas. Tomo un par y las coloco sobre mis descalzos pies, la sensación es cómoda y como lo espero; me relaja. Suspiro nuevamente y miro una vez más el lugar, realmente es hermoso, pero tan terrorífico. Le tengo miedo, mucho miedo. Le temo desde la primera vez que lo visité, y le seguiré temiendo hasta que no tenga que volver nunca más, sinceramente espero que está sea la última vez que venga aquí. Pero siempre me repito eso y siempre vuelvo.

Pesaroso camino hacia las escaleras y sujeto la barandilla. Vamos no será tan malo, tranquilízate y manten la calma, quizás está vez lo puedas evitar y esto por fin acabe. Subo lentamente los escalones del lugar que ya me sé de memoria, sé cuántos hay y qué tiene cada uno.

Cuando llegó al segundo piso miro el extenso pasillo que se alza al frente de mí, con muchas puertas a sus costados. Retengo el aire en mis pulmones mientras camino mirando el número de las puertas. Tranquilízate, solo debes tranquilizarte. En la décimo segunda puerta me detengo y lentamente suelto el oxígeno retenido. El temblor en mi mano se hace más fuerte a medida que la voy acercancando al pomo de la puerta. Con lentitud lo giro y empujó suavemente. La nueva vista inunda mis ojos y me adentro mirando el lugar. No tiene muchas cosas, pero las pocas que tiene logra llenar el deprimente sitio. La misma silla gris está en la esquina de la pared y la mesa de madera a su lado. La varilla de metal como de costumbre está sujetando aquella bolsa transparente con suero dentro de ella y el delgado tubo viaja hacia abajo hasta conectarse con una aguja incrustada en el brazo de la persona que yace sobre la cama.

INCUBO |Kookmin| O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora