Capítulo O8

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                   Simplemente se había rendido, sus días antes al menos albergaban algo emocionante o ella hacía por buscarlo, pero ya no le veía el sentido. Estaba cansada física y mentalmente, sus miembros se entumecían más rápido que antes y comenzaba a olvidar las cosas con mayor facilidad, al igual que poco a poco iba perdiendo movilidad. Ahora sí podía decir que estaba muerta en vida, pero su corazón seguía latiendo impidiéndole el descanso, aún le quedaba algo por hacer.

Abrió los ojos despertando de su más añorada fantasía creada en sus sueños. Lo primero que vio fue el techo de horrible blanco, iluminado por la tenue luz que entraba a través de la ventana opacada por la lluvia, una que no cesaba ni con el largo paso de los días, lo que también contribuía en incrementar su mal estado, pero mirándolo desde otro ángulo si aquello seguía así lo más seguro es que corriese la suerte de ver como nevaba. Tal vez ese sueño era lo que aún mantenía su corazón latiendo.

A su derecha la pantalla de su teléfono brilló ganándose toda su atención, como pudo lo agarró y leyó el único mensaje de su madre que tenía, simplemente la avisaba de que se iba a trabajar y que no quería despertarla, el mismo contenido que los veinticuatro mensajes anteriores en el chat, mensajes que no se veía con fuerzas de responder, al menos quería saber bien que haría antes de ya no poder moverse más, era una estúpida forma de guardar sus energías. Por lo menos contaba con la suerte de que no se arrepentía de sus últimas palabras.

En cambio, deslizó la bandeja de entrada de notificaciones y pulsó el botón de reproducir antes de dejar caer el teléfono sobre el colchón de nuevo. La música sonaba a través del dispositivo y era en lo único que intentaba concentrarse, ya no podía hacer otra cosa que no fuese escuchar música y dormir e incluso lo prefería antes que seguir allí. La vía de escape que tanto deseaba.

Mientras que la música sonaba una enfermera entró en la habitación después de llamar a la puerta y mientras le cambiaba la bolsa de suero intercambió algunas palabras con ella. Siempre estaba en el turno de la mañana y era la única de todas ellas que la trataba con amabilidad y no con pena, como las otras hacían, a las cuales claramente la escuchaban lamentarse a sus espaldas. Era más que consciente de que no le quedaba mucho, así que al menos pedía que alguien le hablase de tú a tú para tratar de que aquello fuese más llevadero.

     ──En la recepción hay un chico bastante atractivo preguntando por ti. Debe de quererte mucho como para venir un sábado temprano y con esta lluvia a verte. Sin duda te has conseguido un buen chico, señorita── dijo dedicándole una dulce sonrisa.

Ella no pudo hacer mucho más que asentir y sonreír levemente. La joven enfermera tenía razón, a pesar de que Shōto a veces podía tener un carácter difícil era sin duda una de las mejores personas que había tenido a su lado y no se arrepentía en lo más mínimo de que sus últimas palabras hubiesen sido con él, pidiéndole a través de aquellas flores que pasase lo que pasase no la olvidase.

Sin más aquella joven enfermera abandonó la sala dejándola en una soledad que solo duró unos escasos minutos, cuando la presencia de Todoroki se hizo de notar allí. Solamente se veían en fines de semana, pero era más que suficiente y ese día incluso llevaba un pequeño ramo de flores amarillas. Era notoria la desaparición de la enredadera de la pared y de que ya no podía usar su quirk, así que le había llevado aquellas flores para que al menos tuviese algo de color que ver entre todo aquel blanco desagradable.

Los días que pasaba separado de ella era cuando realmente era consciente de lo mucho que le gustaba que ella estuviese a su lado, manteniendo animadas charlas, discutiendo sobre libros y escuchando como le hablaba con entusiasmo sobre el último disco que había comprado o escuchado; no obstante, ahí no quedaba todo. Ella no era consciente de ello, pero de forma indirecta le había ayudado a mejorar la relación con su hermana, pues era a ella a quien recurría con tal de resolver las dudas que tanto incrementaban en él relacionados con aquel abstracto ámbito como lo era el amor. No había duda alguna, él había caído totalmente enamorado de ella y no podía remediarlo. Siempre que estaba a su lado su corazón latía de forma desenfrenada y su mente se ponía en blanco solo para centrarse en ella.

BEFORE I DIE ⋆ shōto todoroki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora