BEFORE I DIE ⋆ shōto todoroki.

Capítulo O9

                 Cuando abrió los ojos en lo primero que se fijaron fue en la nieve que caía al otro lado de la ventana, acumulándose en el alfeizar y pintándolo todo de aquel hermoso blanco, muy diferente al característico del hospital.

Con la diestra se frotó los ojos y cuando fue a mover la contraria se dio cuenta de que reposaba sobre la despeinada cabellera bicolor de Shōto, apenándole en cierta forma el hecho de que hubiese dormido en aquella posición. Lentamente retiró la mano haciendo que el chico se despertase el sentir como su palma se desplazaba de su cabello.

Al despertarse lo primero que vio fue su dulce sonrisa de buenos días y una vez se estiró se percató de la nieve. Lo había conseguido, había conseguido que viese la nieve. Sin más preámbulos se levantó de la incómoda silla, se acercó a la ventana y la abrió para sacar sus manos y agarrar un pequeño puñado de nieve que después entró y lo dejó con delicadeza sobre las manos de ( TN ). El repentino frío la hizo estremecerse, pero sus labios dibujaban una dulce sonrisa y sus ojos brillaban al presenciar algo tan simple como aquello, podía parecer aburrido simplemente mirar la nieve, pero también era hermoso. Al fin había visto nevar y Todoroki había podido comprobar como eso la hacía feliz, o por lo menos eso le habría gustado, pues la realidad era distinta.

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     El blanco reflejo de la nieve le hizo abrir los ojos, pudiendo ver aquellas pequeñas y pálidas motas cayendo al otro lado de la ventana. La espalda le dolía por la mala postura que había tomado para dormir, pero eso era camuflado por el peso de la mano que sentía sobre su cabello.

     ──Está nevando fuera── dijo mientras erguía la espalda mirándola.

No obtuvo respuesta y una vez se incorporó del todo su mano se deslizó desde su cabello hasta la cama como un peso muerto. Tomó su mano entre las suyas, frías como el hielo y haciendo uso de su zurda trató de hacerla entrar en calor, pero aquel desagradable helor se había apoderado completamente de su cuerpo, haciéndola ver como una muñeca, hermosa pero sin vida.

     ──Por favor, ( TN ), abre los ojos, mira la nieve. Finalmente está nevando── su voz sonaba rota.

Con ambas manos rodeaba la suya y se inclinó hasta que su frente tocó con su torso sintiendo directamente el helor, no ese débil calor que recordaba, sino que era algo frío y desagradable, sencillamente horrible.

     ──Por favor, mira la nieve...

Se había quedado sin voz, saliendo un jadeo en su lugar. Estaban tan cerca, pero ahora ella estaba tan lejos.

Lo que precedió a aquel desgarrador recuerdo estaba todo borroso y confuso, solo escuchaba las voces de las enfermeras y los médicos, como lo agarraban para separarlos y docenas de pasos apresurados hacia la habitación trescientos dos del ala C. Escuchaba a alguien llorar desconsoladamente a su lado, mas no se atrevió a levantar la mirada del suelo; en cambio, él no lloraba, sentía un vacío en el lugar donde el corazón debería de estar, se sentía vacío. A su alrededor todos los sonidos se habían convertido en silencio y lo que le rodeaba en negro. No era su primera pérdida, entonces ¿por qué le dolía tanto? Su mano se cerró sobre su pecho y se dejó caer hasta que su espalda chocó contra la pared y el flequillo le cubría los ojos. Se había marchado antes de poder decirle siquiera cuanto la amaba, lo agradecido que estaba con ella, lo importante que es para él.

     « ──Nomeolvides. »

     ──Ni aunque quisiera podría hacerlo...── murmuró llevándose ambas manos al rostro y se deslizó por la pared hasta el suelo.