Jack Conway, Superintendente de la ciudad, se encontraba en un código 3, juntó a su comisario Viktor Volkov y dos alumnos más.
Estaban a media negociación cuando una llamada interrumpió al Super, ganando las miradas de los demás presentes.
—¿Qué miran, anormales?—. Habló Jack con fastidio y decidió contestar, pues al ver el nombre del contacto, éste decía "CNI", por lo cual era mejor contestar, no quería saber cuál sería la consecuencia si ignoraba una llamada de ellos. —Diga—. Habló mientras se alejaba de la puerta de joyería, dejándo a cargo a su comisario.
—Te necesito en la cede, ahora—. Contestó una voz masculina, que desconocía por completo. Fruncio el ceño, notablemente fastidiado.
—Estoy en un código 3—. Chasqueo la lengua al recibir como respuesta un "¿Y?", comenzando a cabrearse. —No puedo dejar a los alumnos sólos, son unos completos gilipollas.
—Gilipollas tú por contratarlos. Si te digo que vayas a la cede es porque tienes que ir, no es una maldita pregunta, es una orden, así que tienes que ir si no quieres que te degrademos a alumno ¿quedó claro?—. La molestia era notoria en la voz de la persona del otro lado del teléfono. Jack sintió un escalofrío recorrerle la espalda, sólo contestó un "10-4" y se dirigió a Volkov para decirle que tenía cosas más importantes que atender a unos subnormales.
Al "avisar" que tendría que irse, se dirigió a su patrulla con las matrícula de < God > para subirse y posteriormente iniciar con su trayecto. Para no ir en silencio, prendió la radio, al hacerlo comenzó a escucharse la canción < House of wolves > de <My chemical romance>, la cual comenzó a susurrar al igual que mover sus manos sobre el volante al ritmo de la música.
Sin querer, logró observar a dos chicas besándose, cosa que provocó que tuviera arcadas, si no tuviese tanta prisa, se hubiese detenido para multarlas y darles con la porra.
Joder con la sociedad de ahora, cada vez iban de mal en peor, ahora las personas de ahora estaban enfermas, y si nadie hacía algo, ésa enfermedad se extendería, haciendo que esas aberraciones de la naturaleza, llamadas < homosexuales >, creyeran que no había nada de malo con ellos, cuando están mal con sólo existir.
Tratando de quitar el asco de su cuerpo, se concentró en la letra de la canción, pronunciandola en un inglés bastante fluido. Entre canciones, logró llegar a la cede del CNI; se estaciono enfrente, vio el recinto y no pudo evitar soltar un suspiro, hace tiempo que no pisaba ése lugar.
Bajó del auto no sin antes ponerle seguro, se dirigió a la puerta y entró, yendo inmediatamente hacia la sala de reuniones, ignorando a las personas que lo saludaban, pues sentía que perdería tiempo, cosa que no quería ya que entré más rápido hablarán, más rápido se iría.
Al entrar a la sala de reuniones, logró observar a tres personas, las cuales le provocaron un tic en el ojo a Conway, ya que ésas personas le causaron un poco de asco a él, pero de ellos resaltaba uno. ¿Qué cojones hace un tipo con una falda? ¿Por qué está vestido como una puta mujer?
—Vaya anormal acaba de entrar—. Habló la única mujer presente, ganándose una mirada desconcertada de Jack.
—¿Disculpa?—. ¿Cómo se atrevía a hablarle así? ¡Al Superintendente! ¡La persona con más poder en Los Santos! ¡A la que todos le temen! ¿Y una mujer le estaba hablando así? Estaba apunto de sacar la porra, sin embargo fue detenido por la voz de la misma persona. —No tengo tiempo para alguien como tú, él—. Señaló a un chico con cresta de un llamativo color azul, que desde el punto de vista de Jack se veía como la mierda. —Es Horacio, nuevo subinspector de tú comisaría.
—¡¿Pero qué coño me estás contando?!—. No pudo evitar gritar, exaltado, ganándose un porrazo de parte de la chica, iba a protestar, pero otro golpe evitó que hablará, provocando que las zonas que tocó la porra comenzarán a arder. Vaya, para ser mujer si que tenía fuerza.
—¡Deja que termine de hablar, hijo de puta!—. Gritó, cabreada. —Él chico rubio—. Ahora señaló al joven de la falda, el cual lo miraba tímidamente. El pelinegro no perdió el tiempo y le dedicó unas mirada de asco que no pasó desapercibida por ni uno de los presentes. —Es Gustabo, al igual que Horacio, será subinspector—. El de traje tuvo que aguantar las ganas de gritar nuevamente, pues no quería ganarse otros porrazos. Pero ¿qué hizo mal en la vida para que le sucediera éso?. —Si me enteró de que les pusiste una mano encima, no dudare en ponerte bajo tierra ¿quedó claro?
Chasqueo la lengua, mostrando su inconformidad. —10-4—. La chica guardo la porra y se subió los lentes negros que poseía, dando a relucir unos bonitos ojos verdes, aunque Conway no lo admitiría.
—Yo soy Michelle, tú nueva gefa y por el momento, la nueva encargada de ésta cede—. El pelinegro estaba que no se lo creía ¿una mujer? ¿Su jefa? No pudo evitar soltar una carcajada, ganándose una risa sarcástica de la pelinaranja junto con un porrazo en la cara, esta vez había logrado quitarle los lentes a el de traje. —¿Me puedes explicar el chiste?—. Habló con un tono tan macabro, que un escalofrío recorrió las espaldas de los nuevos subinspectores.
—¿Cómo que una mujer va a ser mi jefa—. Evans soltó un bufido y negó con la cabeza.
—Ya veo... ¿Eres un machista de mierda?—. Se cruzó de brazos y elevó una ceja. —¿Cómo pueden aceptar a escorias cómo tú?—. El ojo de Conway nuevamente volvió a sufrir un tic.
No iba a permitir que una mujer lo humille, sacó la porra, pero antes de hacer o decir algo, un golpe en el estómago logró sacarle el aire que retenia, haciendo que se inclinara para sostener su estómago. Al alzar las mirada, pudo ver que la persona que le brindó el golpe había sido el chico de la cresta.
—Puedes tener un rango más alto que el mío, sin embargo no permitiré que le hagas algo a Michelle ó a Gustabo—. El nombrado sólo estaba en silencio, con las mirada dirigida al piso.
—Suficiente—. Dijo la chica al ver como el Superintendente ser preparaba para regresar el golpe. —Sal de aquí, no quiero verte a menos que sea necesario, el día de mañana ellos dos se presentarán a trabajar contigo en el primer turno. Espero no recibir quejas tuyas—. Al acabar de hablar, salió de la habitación, no sin antes dirigirle una mirada de desprecio que podía notarse ligeramente bajo las gafas negras.
Horacio salió tras ella, dandole un golpe con el hombro al contrario, quien sólo bufo. El último en salir fue el de falda.
Jack lo vio, notando que tenía unos preciosos ojos azules... Oh es lo que pensaba, en el fondo, muy en el fondo su mente, sin embargo no le tomo importancia a ése pensamiento, y sólo hizo una arcada, cosa que no pasó desapercibida por el rubio, provocando que caminara más rápido.
Cuando se quedó sólo, se sentó sobre una silla y suspiró, tratando de metalizarse para los días difíciles que estaban por venir.
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Maldito homófobo
FanfictionJack Conway, superintendente de la ciudad de Los Santos, es una persona homofobica y machista pero, ¿por qué? Gustabo García, un chico bisexual, con preferencia a los hombres al igual que las faldas, maquillaje, cosas que para Jack son de "marica". ...