Olvidemos Todo.

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Domingo 10:00am, Margaret abre los ojos y lo primero que nota es que está sola, ella está segura que lo de anoche no fue un sueño.

Por un lado se siente mal porque no quería verse como una chica fácil, pero las ganas le ganaron anoche. Ella va camino a la cocina y ve una pequeña nota mientras iba yendo, la toma y pues la nota es de Robert, dice lo siguiente:

—Gracias por regalarme una noche tan hermosa como esa, no quise levantarte ya que te veías muy hermosa roncando, no quiero que creas que solo te quiero para pasar el rato, quiero ir en serio contigo. Por eso entiendo que tenemos poco tiempo conociéndonos y debemos ir despacio.

Propongo que olvidemos todo, quiero demostrarte que me ganaré todas las veces que lo volvamos hacer. Estaré en la cafetería más cercana de tu casa a las 4:00pm, besos.

Lo primero que ella pensó fue:

—El está muy seguro de que volverá a pasar.

Al leer la carta ella sintió que no debía preocuparse por como el la vería, al parecer era un buen chico, solo que no lo conocía.

Como es domingo no tiene nada que hacer, normalmente lee, pero los nervios no la dejan concentrarse.

Ella es una chica muy puntual pero decide que lo haría esperar un poco, por eso sale de su casa a la misma hora de la cita.

Ella llegando a la cafetería ve a Robert desde lejos, es un chico elegante, una altura normal, piel morena, pelo largo y rizado. Ella lo reconoce al instante.

—¿Robert?

—¡Margaret! Siéntate por favor

—Gracias, la verdad estaba dudando un poco si venir o no (mentira) sabes esa noche...

El la interrumpe.

—Tranquila, te dije que olvidaremos esa noche, o por lo menos lo haremos hasta que me gane tu amor

Ella baja la mirada y ríe disimuladamente.

—Bien Robert, me parece perfecto pero eso sí, soy una chica complicada.

—Eso es perfecto, no me interesa tener lo que cualquiera puede tener, si me ofreces exclusividad pues mejor.

Ella al escuchar eso solo pensó en que se acostaron en dos ocasiones. Pero si, ella no es una chica fácil. No sabe cómo explicar como se dejó llevar.

Quizás sea porque tenían mucha química esa noche, quizás porque tenía mucho tiempo sin coger, sea lo que sea paso en dos ocasiones.

Pasaron dos horas, la verdad si se llevaron bien, el era muy divertido y ella muy social, se les hacía fácil hablar.

El luego le dice que la acompañaría a su casa, ella acepta.

Ella tiene una increíble figura y un trasero que llamaba la atención, Robert obviamente miraba de vez en cuando disimuladamente. Ella sabiendo que era tentadora, lo provoca levemente para comprobar si el puede controlarse ya que había dicho que quería algo más serio.

Bueno si, es mala. Caminan muy despacio hacia la casa de Margaret, oscurece un poco, faltando muy poco para llegar, ambos notan que la calle está sola. Ambos solo caminan sin decir una palabra mirándose de vez en cuando.

Llegan y pues Margaret toda educada le pregunta si quiere subir mientras lo mira fijamente a los ojos y una sonrisa leve.

El se percata de que simplemente ella lo está probando desde que dejaron la cafetería, se le hace más difícil contenerse ya que se habían acostado en dos ocasiones.

Simplemente el le devuelve la misma mirada con la misma sonrisa y le dice:

—Quisiera pero... Tengo que levantarme temprano mañana. Debo hacer unas cosas, tomaré un taxi hacia mi casa.
¿Te puedo llamar cuando llegue?

Ella ríe y dice:

—claro que si, gracias por este día.

—gracias a ti por aceptar verme, adiós Margaret cuidate.

Y se despiden con un beso en la mejilla.



















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